La legítima diversidad cultural del cristianismo: antecedentes de Evangelii Gaudium en Rafael Tello y la recepción argentina del Concilio Vaticano II
“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”, es la última enseñanza de Jesús en el evangelio de Mateo 28,19. Su mensaje de amor salvífico lleva en sí la necesidad de ser anuncia do a todos los hombres de todos los tiempos. Desde entonces la Iglesia ha proclamado al mundo la buena noticia de un Dios que se hace hombre, muere en la cruz y resucita por amor a nosotros. Así la Iglesia, cumpliendo la misión que su Fundador le encargó de anunciar el Reino de Dios a todos los pueblos de la tierra con voca para Cristo un pueblo nuevo.1 Este único Pueblo de Dios, semilla del Reino, “está presente en todas las razas de la tierra, pues de todas ellas reúne sus ciu dadanos, y éstos lo son de un reino no terrestre, sino celestial”.2 Esta universalidad que da el hecho de que “el Pueblo de Dios se encarna en los pueblos de la tierra”,3 tiene como consecuencia necesaria que existan diversas expresiones de vida cristiana...
Main Authors: | , |
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Format: | Parte de libro biblioteca |
Language: | spa |
Published: |
Agape libros
2022
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Subjects: | Tello, Rafael A., 1917-2002, CONCILIO VATICANO II, Francisco, Papa, CULTURA, CRISTIANISMO, EVANGELIZACION, |
Online Access: | https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/18320 |
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Summary: | “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”, es la
última enseñanza de Jesús en el evangelio de Mateo 28,19. Su
mensaje de amor salvífico lleva en sí la necesidad de ser anuncia do a todos los hombres de todos los tiempos. Desde entonces la
Iglesia ha proclamado al mundo la buena noticia de un Dios que
se hace hombre, muere en la cruz y resucita por amor a nosotros.
Así la Iglesia, cumpliendo la misión que su Fundador le encargó
de anunciar el Reino de Dios a todos los pueblos de la tierra con voca para Cristo un pueblo nuevo.1
Este único Pueblo de Dios, semilla del Reino, “está presente
en todas las razas de la tierra, pues de todas ellas reúne sus ciu dadanos, y éstos lo son de un reino no terrestre, sino celestial”.2
Esta universalidad que da el hecho de que “el Pueblo de Dios se
encarna en los pueblos de la tierra”,3
tiene como consecuencia
necesaria que existan diversas expresiones de vida cristiana... |
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