La sofisticación como el gran desafío del Derecho del Consumidor en prospectiva
A 30 años de la entrada en vigencia de la ley 24.240 resulta imperioso mirar hacia el pasado, es decir, en retrospectiva a los fines de reflexionar y analizar el camino recorrido y poder determinar qué salió bien y qué necesita ajustes o ser modificado para lograr mejoras en un futuro. Por su parte, la visión en prospectiva nos posiciona en el presente reconociendo lo que está ocurriendo en la realidad, pero a través de la movilización de capacidades sociales –técnicas, cognitivas e institucionales–, construir un futuro deseado. Así, se deben identificar los posibles elementos y factores tanto de ruptura como de continuidad. En breve, requiere disponer de las formas de organización y de acción necesarias para su consecución(1). Bajo estas coordenadas, uno de los tantos desafíos que nos presenta el Derecho del Consumidor actual se encuentra signado por la sofisticación. El Diccionario de la Real Academia Española define al término “sofisticación” como acción y efecto de sofisticar. Por su parte, la palabra “sofisticado” en su primera acepción se refiere a aquello falto de naturalidad, afectadamente refinado, y en su tercera acepción hace referencia a un sistema o mecanismo complejo o avanzado. Ambas acepciones aportan contenido al sentido que se otorga al término en el presente trabajo. La sofisticación como el gran desafío del Derecho del Consumidor: La sofisticación que impacta de lleno en el Derecho del Consumidor y constituye su gran desafío, pueda darse desde diversas perspectivas. a) El constante crecimiento de la tecnología Desde una primera perspectiva, la sofisticación cada vez mayor que presenta la tecnología por su complejidad y avance se expande en la realidad social y termina por impactar en los problemas que se susciten como las soluciones que frente a ellos debe brindar el Derecho del Consumidor. Evidentemente, nos encontramos ante a una verdadera revolución digital que ha atravesado la realidad material de todos. Las “tecnologías de la información y la comunicación” se han incorporado a la vida diaria de los consumidores y sus grupos familiares y sociales, por ser una herramienta básica que permite el acceso a otros bienes y servicios, incluso también al ejercicio de derechos(2). La vorágine del crecimiento tecnológico resulta imparable. Lo que ayer era una novedad hoy es algo propio del pasado. Esta aceleración implica que el conocimiento pleno de las nuevas tecnologías esté al alcance de unos pocos enfrentándonos a desafíos inéditos, que generan el denominado analfabetismo digital. Por ello, se postula que el consumidor digital reviste generalmente el carácter de hipervulnerable. Ello es así porque a las asimetrías tradicionales en la relación de consumo se suma una muy acrecentada desigualdad tecnológica, ya que en el medio virtual la diferencia cognoscitiva respecto del medio empleado es absoluta. La tecnología es cada vez más compleja, aunque se presente de modo simplificado frente al usuario, ocultando una gran cantidad de aspectos que permanecen en la esfera de control del proveedor(3). En consecuencia, puede afirmarse que la tecnología incrementa la vulnerabilidad de los consumidores y, por ende, el principio protectorio debe manifestarse con toda su potencia(4)...
Main Author: | |
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Format: | Artículo biblioteca |
Language: | spa |
Published: |
El Derecho
2023
|
Subjects: | DERECHO COMERCIAL, COMERCIANTES, CONTRATOS COMERCIALES, TECNOLOGIA DE LA INFORMACION, INTERNET, CODIGO CIVIL Y COMERCIAL, RESPONSABILIDAD CIVIL, DERECHOS DEL CONSUMIDOR, CONSUMIDORES, CONTRATOS, RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL, DAÑOS Y PERJUICIOS, JURISPRUDENCIA, OBLIGACIONES, ECONOMIA, PERSONAS JURIDICAS, EMPRESAS, INDUSTRIA, COMERCIO, |
Online Access: | https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/17263 |
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Summary: | A 30 años de la entrada en vigencia de la ley 24.240
resulta imperioso mirar hacia el pasado, es decir, en retrospectiva a los fines de reflexionar y analizar el camino
recorrido y poder determinar qué salió bien y qué necesita
ajustes o ser modificado para lograr mejoras en un futuro.
Por su parte, la visión en prospectiva nos posiciona
en el presente reconociendo lo que está ocurriendo en la
realidad, pero a través de la movilización de capacidades
sociales –técnicas, cognitivas e institucionales–, construir
un futuro deseado. Así, se deben identificar los posibles
elementos y factores tanto de ruptura como de continuidad. En breve, requiere disponer de las formas de organización y de acción necesarias para su consecución(1).
Bajo estas coordenadas, uno de los tantos desafíos que
nos presenta el Derecho del Consumidor actual se encuentra signado por la sofisticación. El Diccionario de la
Real Academia Española define al término “sofisticación”
como acción y efecto de sofisticar. Por su parte, la palabra
“sofisticado” en su primera acepción se refiere a aquello
falto de naturalidad, afectadamente refinado, y en su tercera acepción hace referencia a un sistema o mecanismo
complejo o avanzado. Ambas acepciones aportan contenido al sentido que se otorga al término en el presente
trabajo. La sofisticación como el gran desafío
del Derecho del Consumidor:
La sofisticación que impacta de lleno en el Derecho
del Consumidor y constituye su gran desafío, pueda darse
desde diversas perspectivas.
a) El constante crecimiento de la tecnología
Desde una primera perspectiva, la sofisticación cada
vez mayor que presenta la tecnología por su complejidad y avance se expande en la realidad social y termina
por impactar en los problemas que se susciten como las
soluciones que frente a ellos debe brindar el Derecho del
Consumidor.
Evidentemente, nos encontramos ante a una verdadera
revolución digital que ha atravesado la realidad material
de todos. Las “tecnologías de la información y la comunicación” se han incorporado a la vida diaria de los consumidores y sus grupos familiares y sociales, por ser una
herramienta básica que permite el acceso a otros bienes y
servicios, incluso también al ejercicio de derechos(2).
La vorágine del crecimiento tecnológico resulta imparable. Lo que ayer era una novedad hoy es algo propio
del pasado. Esta aceleración implica que el conocimiento
pleno de las nuevas tecnologías esté al alcance de unos
pocos enfrentándonos a desafíos inéditos, que generan
el denominado analfabetismo digital. Por ello, se postula que el consumidor digital reviste generalmente el carácter de hipervulnerable. Ello es así porque a las asimetrías tradicionales en la relación de consumo se suma una
muy acrecentada desigualdad tecnológica, ya que en el
medio virtual la diferencia cognoscitiva respecto del medio empleado es absoluta. La tecnología es cada vez más
compleja, aunque se presente de modo simplificado frente
al usuario, ocultando una gran cantidad de aspectos que
permanecen en la esfera de control del proveedor(3). En
consecuencia, puede afirmarse que la tecnología incrementa la vulnerabilidad de los consumidores y, por ende, el principio protectorio debe manifestarse con toda su
potencia(4)... |
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