Escuelas ondulantes : enseñar y aprender para aprender a enseñar

Resumen: ¿Qué es la escuela? ¿Para qué sirve la escuela hoy? Estas son algunas de las preguntas que durante varios años nos venimos planteando quienes transitamos los establecimientos educativos. Desde hace un tiempo, la escuela viene siendo cuestionada como institución social, especialmente como aparato burocrático ya que, por un lado, tiene una fuerte especialización por ciclos, por niveles, por asignaturas y, por otro, una fuerte estandarización de procedimientos tales como horarios o evaluaciones. Además, junto al trabajo, han sido los grandes organizadores de la sociedad y sus horarios coincidentes han forjado la organización familiar durante décadas. Pandemia mediante, algunas de sus características se acentuaron, pero otras pusieron en jaque: su organización y su estructura y aquellos ejes fundantes, tales como la presencialidad y las certezas normalizadoras que la caracterizaban. De un día para el otro, la política del Estado fue no ir a la escuela y 11 millones de estudiantes argentinos, y unos 1.300 millones en el mundo, quedaron fuera de la escuela, la mayoría desconectados del sistema educativo. En estos dos años de confinamiento total y parcial aprendimos que enseñar es una tarea especializada, es decir, no cualquiera puede hacerlo, sino que debe prepararse para ello; que en la escuela no solo se enseñan contenidos o saberes teóricos, sino que hay otros tipos de aprendizajes muy valiosos, especialmente, se aprende a estar con otros; que es un espacio físico y simbólico de socialización y de encuentros pedagógicos donde se convive y se aprende a convivir.

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Bibliographic Details
Main Author: Cabo, Carina
Format: Libro biblioteca
Language:spa
Published: Lugar 2022
Subjects:EDUCACION, PEDAGOGIA, DIDACTICA, PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE, EDUCACION SUPERIOR, FORMACION DOCENTE,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/16430
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Description
Summary:Resumen: ¿Qué es la escuela? ¿Para qué sirve la escuela hoy? Estas son algunas de las preguntas que durante varios años nos venimos planteando quienes transitamos los establecimientos educativos. Desde hace un tiempo, la escuela viene siendo cuestionada como institución social, especialmente como aparato burocrático ya que, por un lado, tiene una fuerte especialización por ciclos, por niveles, por asignaturas y, por otro, una fuerte estandarización de procedimientos tales como horarios o evaluaciones. Además, junto al trabajo, han sido los grandes organizadores de la sociedad y sus horarios coincidentes han forjado la organización familiar durante décadas. Pandemia mediante, algunas de sus características se acentuaron, pero otras pusieron en jaque: su organización y su estructura y aquellos ejes fundantes, tales como la presencialidad y las certezas normalizadoras que la caracterizaban. De un día para el otro, la política del Estado fue no ir a la escuela y 11 millones de estudiantes argentinos, y unos 1.300 millones en el mundo, quedaron fuera de la escuela, la mayoría desconectados del sistema educativo. En estos dos años de confinamiento total y parcial aprendimos que enseñar es una tarea especializada, es decir, no cualquiera puede hacerlo, sino que debe prepararse para ello; que en la escuela no solo se enseñan contenidos o saberes teóricos, sino que hay otros tipos de aprendizajes muy valiosos, especialmente, se aprende a estar con otros; que es un espacio físico y simbólico de socialización y de encuentros pedagógicos donde se convive y se aprende a convivir.