Ficciones filosóficas y concepto de realidad

Resumen: La consolidación de la filosofía como disciplina, en la Modernidad, trae aparejada la idea de que el cometido central del estudio filosófico es lo que es, lo real, el ser. Así lo expresa G. W. F. Hegel en sus Lecciones sobre la historia de la filosofía: “El verdadero punto de arranque de la filosofía debe buscarse [...] allí donde el pensamiento capta como pensamiento el ser (que puede ser también el pensamiento mismo), conocido por él como la esencia de las cosas, como la totalidad absoluta y la esencia inmanente de todo”. Eso no impide que la filosofía siga empleando ficciones de maneras muy diversas: relatos, metáforas, hipótesis, experimentos mentales, cuya falsedad teorética se admite pero que no obstante se emplean por su valor heurístico, práctico o didáctico. Aunque las ficciones se caractericen por diferentes dosis de irrealidad, falsedad y artificialidad, ellas hacen un aporte al discurso filosófico y a su racionalidad. Aquí no me voy a ocupar de las ficciones del discurso filosófico sino más bien de las que son propias de la literatura y que configuran –a veces anticipan– una particular concepción filosófica de realidad. Debemos a la historia conceptual y en particular a Hans Blumenberg un primer esquema que revela la transformación histórica del concepto de realidad. La intención original de Blumenberg fue poner en relación cuatro diversas figuras típicas de realidad –es decir, cuatro diferentes maneras de concebir lo real en la historia de la filosofía– con el surgimiento de la novela como género. Por mi parte, tomando la idea original, la de los cuatro diferentes conceptos de realidad, voy a proponer algunos ejemplos ilustrativos (no exhaustivos) de cómo la literatura, en diferentes géneros, fue poniendo de manifiesto esas diversas figuras típicas de lo real, de manera contemporánea o anticipándose a sus presentaciones en los textos filosóficos, convirtiendo a las ficciones en portavoces de un estado de cosas en la historia de las ideas.

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Bibliographic Details
Main Author: Costa, Ivana
Format: Parte de libro biblioteca
Language:spa
Published: Miño y Dávila 2021
Subjects:LITERATURA, FICCION, GENEROS LITERARIOS, FILOSOFIA, PENSAMIENTO FILOSOFICO,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/15495
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Summary:Resumen: La consolidación de la filosofía como disciplina, en la Modernidad, trae aparejada la idea de que el cometido central del estudio filosófico es lo que es, lo real, el ser. Así lo expresa G. W. F. Hegel en sus Lecciones sobre la historia de la filosofía: “El verdadero punto de arranque de la filosofía debe buscarse [...] allí donde el pensamiento capta como pensamiento el ser (que puede ser también el pensamiento mismo), conocido por él como la esencia de las cosas, como la totalidad absoluta y la esencia inmanente de todo”. Eso no impide que la filosofía siga empleando ficciones de maneras muy diversas: relatos, metáforas, hipótesis, experimentos mentales, cuya falsedad teorética se admite pero que no obstante se emplean por su valor heurístico, práctico o didáctico. Aunque las ficciones se caractericen por diferentes dosis de irrealidad, falsedad y artificialidad, ellas hacen un aporte al discurso filosófico y a su racionalidad. Aquí no me voy a ocupar de las ficciones del discurso filosófico sino más bien de las que son propias de la literatura y que configuran –a veces anticipan– una particular concepción filosófica de realidad. Debemos a la historia conceptual y en particular a Hans Blumenberg un primer esquema que revela la transformación histórica del concepto de realidad. La intención original de Blumenberg fue poner en relación cuatro diversas figuras típicas de realidad –es decir, cuatro diferentes maneras de concebir lo real en la historia de la filosofía– con el surgimiento de la novela como género. Por mi parte, tomando la idea original, la de los cuatro diferentes conceptos de realidad, voy a proponer algunos ejemplos ilustrativos (no exhaustivos) de cómo la literatura, en diferentes géneros, fue poniendo de manifiesto esas diversas figuras típicas de lo real, de manera contemporánea o anticipándose a sus presentaciones en los textos filosóficos, convirtiendo a las ficciones en portavoces de un estado de cosas en la historia de las ideas.