El ser en Santo Tomás y en la fenomenología

Resumen: Para Sto. Tomás el ser se revela como uno en el múltiple, porque uno en su origen, recobra la unidad por el acontecer ontológico, que alcanza su ápice en el acto de inteligencia-amor. Este recuperar la unidad implica no sólo no perder el valor ontológico de lo individual, sino más aún, implica "densidad ontológica" del mismo, como presupuesto óntico de su posibilidad. De ahí la necesidad de justificar la posibilidad metafísica del cambio desde la multiplicidad, como hecho metafísico que nos impone la densidad ontológica de lo individual. La inteligencia en el múltiple capta al ser uno como el fundamento metafísico y el sentido ontológico de lo múltiple. El ser como "uno" es lo inmediato. Sin ser uno no hay ni es inteligible la multiplicidad ni el devenir, de ahí que el Aquinate afirme que "unum-quodque est intelligibile in quantum est unum" 1. Los entes nos son dados siempre impostados en el ser como absoluto, de modo que, así como toda multiplicidad implica en su propio concepto formal la unidad, del mismo modo, todo conocimiento se constituye por la captación de la unidad. Así como los seres son por y en el ser, el múltiple es por y en el uno. Este uno, o bien es el uno absoluto y trascendente, y por ende, absolutamente irrelativo; o bien es el uno relativo, donde eficiente, formal y finalmente, se cumple el principio "omnia in omnibus". Esta unidad, este absoluto relativo es lo que llamamos mundo. Así como los seres son seres en el ser, son también seres del mundo y en el mundo.

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Bibliographic Details
Main Author: Ciliberto, Vicente O.
Format: Artículo biblioteca
Language:spa
Published: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 1977
Subjects:SER, FENOMENOLOGIA, Tomás de Aquino, Santo, 1225-1274,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/15245
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Summary:Resumen: Para Sto. Tomás el ser se revela como uno en el múltiple, porque uno en su origen, recobra la unidad por el acontecer ontológico, que alcanza su ápice en el acto de inteligencia-amor. Este recuperar la unidad implica no sólo no perder el valor ontológico de lo individual, sino más aún, implica "densidad ontológica" del mismo, como presupuesto óntico de su posibilidad. De ahí la necesidad de justificar la posibilidad metafísica del cambio desde la multiplicidad, como hecho metafísico que nos impone la densidad ontológica de lo individual. La inteligencia en el múltiple capta al ser uno como el fundamento metafísico y el sentido ontológico de lo múltiple. El ser como "uno" es lo inmediato. Sin ser uno no hay ni es inteligible la multiplicidad ni el devenir, de ahí que el Aquinate afirme que "unum-quodque est intelligibile in quantum est unum" 1. Los entes nos son dados siempre impostados en el ser como absoluto, de modo que, así como toda multiplicidad implica en su propio concepto formal la unidad, del mismo modo, todo conocimiento se constituye por la captación de la unidad. Así como los seres son por y en el ser, el múltiple es por y en el uno. Este uno, o bien es el uno absoluto y trascendente, y por ende, absolutamente irrelativo; o bien es el uno relativo, donde eficiente, formal y finalmente, se cumple el principio "omnia in omnibus". Esta unidad, este absoluto relativo es lo que llamamos mundo. Así como los seres son seres en el ser, son también seres del mundo y en el mundo.