Relaciones del bien de la persona y del bien de la sociedad

Resumen: - Actualidad del problema. - En la base del totalitarismo está siempre el monismo -ya materialista, ya espiritualista- que, por su concepto mismo, absorbe lo individual personal en un absoluto impersonal. Por eso, frente a los diversos totalitarismos, ya materialista -el Materialismo dialéctico ateo del comunismo, especialmente- ya espiritualista -el dialéctico de Hegel, sobre todo- negadores ambos de la libertad y de los derechos de la persona humana, los filósofos personalistas -siempre y por eso mismo espiritualistas- tratan de deshacer el monismo y fundar sólidamente la supremacía de la Persona sobre la Sociedad política o Estado. El desacuerdo que media entre algunas posiciones, fundamentalmente personalistas, como la de Charles de Koninck, de la Universidad de Laval, y la de J. Maritain, del Instituto Católico de París y de la Universidad de Prínceton, acerca de la supremacía del bien común sobre el bien personal y viceversa, respectivamente, es más aparente que real; pues finca en un equívoco, según lo he advertido ya en otro lugar (cfr. revista SAPIENTIA, n. 2, pág. 171 sgs., La Plata, 1946). De K., al defender contra M. y los personalistas la supremacía del bien común sobre el bien personal, se está refiriendo a la supremacía de Dios, Bien comunísimo de todo ser, sobre la persona, lo cual no está en discusión y no se opone al personalismo. Más aún, esta tesis viene a coincidir sustancialmente y aclarar la de M., ya que, cuando éste sustenta la supremacía de la Persona sobre la Sociedad, lo hace precisamente en base al Fin o Bien trascendente divino, a que aquélla está esencialmente ordenada -el bien común de De K.- y que es superior al bien común temporal de la Ciudad o Sociedad política, a él subordinada.

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Bibliographic Details
Main Author: Derisi, Octavio Nicolás
Format: Artículo biblioteca
Language:spa
Published: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 1957
Subjects:RELACIONES HUMANAS, PERSONA HUMANA, BIEN, SOCIEDAD, ESTADO, FILOSOFIA POLITICA, BIEN COMUN,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/14155
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Summary:Resumen: - Actualidad del problema. - En la base del totalitarismo está siempre el monismo -ya materialista, ya espiritualista- que, por su concepto mismo, absorbe lo individual personal en un absoluto impersonal. Por eso, frente a los diversos totalitarismos, ya materialista -el Materialismo dialéctico ateo del comunismo, especialmente- ya espiritualista -el dialéctico de Hegel, sobre todo- negadores ambos de la libertad y de los derechos de la persona humana, los filósofos personalistas -siempre y por eso mismo espiritualistas- tratan de deshacer el monismo y fundar sólidamente la supremacía de la Persona sobre la Sociedad política o Estado. El desacuerdo que media entre algunas posiciones, fundamentalmente personalistas, como la de Charles de Koninck, de la Universidad de Laval, y la de J. Maritain, del Instituto Católico de París y de la Universidad de Prínceton, acerca de la supremacía del bien común sobre el bien personal y viceversa, respectivamente, es más aparente que real; pues finca en un equívoco, según lo he advertido ya en otro lugar (cfr. revista SAPIENTIA, n. 2, pág. 171 sgs., La Plata, 1946). De K., al defender contra M. y los personalistas la supremacía del bien común sobre el bien personal, se está refiriendo a la supremacía de Dios, Bien comunísimo de todo ser, sobre la persona, lo cual no está en discusión y no se opone al personalismo. Más aún, esta tesis viene a coincidir sustancialmente y aclarar la de M., ya que, cuando éste sustenta la supremacía de la Persona sobre la Sociedad, lo hace precisamente en base al Fin o Bien trascendente divino, a que aquélla está esencialmente ordenada -el bien común de De K.- y que es superior al bien común temporal de la Ciudad o Sociedad política, a él subordinada.