El tema de la angustia

Resumen: Hace algunas décadas, un médico famoso, Alexis Carrel, publicó una obra que tuvo un éxito singular. Fue traducida a nuestra lengua como La incógnita del hombre, título acertado aunque tal vez menos expresivo que el original francés, Lhomme, cet inconnu (El hombre, ese desconocido). Y es que por mucho que haya avanzado el saber y aun con las técnicas más sofisticadas, el hombre sigue siendo algo misterioso, precisamente en lo que tiene de más propio. Hoy la resonancia magnética nos permite escudriñar minuciosamente el interior da nuestro cuerpo; hace medio siglo, cuando era estudiante de medicina, un profesor me hizo ver los núcleos de ,mis propias células. La psicología profunda puede, con más o menos éxito, detectar traumas escondidos en el inconsciente. Pero la filosofía, que es la disciplina que primero se ocupó del hombre, nos declara que, contrariamente a los pronósticos optimistas del racionalismo, desde Descartes hasta sus epígonos más cercanos a nosotros, nuestro conocimiento de nosotros mismos es deficiente. Esto, por supuesto, no ha desalentado a los filósofos. Es verdad que algunas tendencias recientes, como el estructuralismo de Foucault, concluyen en un escepticismo que llaga a negar la existencia del hombre como sujeto; pero también es cierto que hasta autores tan desconfiados de la validez de la ciencia, como el epistemólogo Popper, hayan afirmado que ya se ha exagerado en exceso la limitación del conocimiento humano. Pero a la vez han surgido líneas filosóficas centradas en la determinación del tema del hombre. Hay un humanismo liberal, un humanismo marxista, un humanismo tomista, un humanismo existencialista. Precisamente al existencialismo le debemos la reflexión filosófica sobre temáticas que parecían ser más bien propias de la psicología o de la moral, cuando en realidad tienen un sentido metafísico profundo.

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Bibliographic Details
Main Author: Ponferrada, Gustavo Eloy
Format: Artículo biblioteca
Language:spa
Published: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 1995
Subjects:FILOSOFIA, ANGUSTIA, FILOSOFOS, HUMANISMO, PSICOLOGIA,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/12948
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Summary:Resumen: Hace algunas décadas, un médico famoso, Alexis Carrel, publicó una obra que tuvo un éxito singular. Fue traducida a nuestra lengua como La incógnita del hombre, título acertado aunque tal vez menos expresivo que el original francés, Lhomme, cet inconnu (El hombre, ese desconocido). Y es que por mucho que haya avanzado el saber y aun con las técnicas más sofisticadas, el hombre sigue siendo algo misterioso, precisamente en lo que tiene de más propio. Hoy la resonancia magnética nos permite escudriñar minuciosamente el interior da nuestro cuerpo; hace medio siglo, cuando era estudiante de medicina, un profesor me hizo ver los núcleos de ,mis propias células. La psicología profunda puede, con más o menos éxito, detectar traumas escondidos en el inconsciente. Pero la filosofía, que es la disciplina que primero se ocupó del hombre, nos declara que, contrariamente a los pronósticos optimistas del racionalismo, desde Descartes hasta sus epígonos más cercanos a nosotros, nuestro conocimiento de nosotros mismos es deficiente. Esto, por supuesto, no ha desalentado a los filósofos. Es verdad que algunas tendencias recientes, como el estructuralismo de Foucault, concluyen en un escepticismo que llaga a negar la existencia del hombre como sujeto; pero también es cierto que hasta autores tan desconfiados de la validez de la ciencia, como el epistemólogo Popper, hayan afirmado que ya se ha exagerado en exceso la limitación del conocimiento humano. Pero a la vez han surgido líneas filosóficas centradas en la determinación del tema del hombre. Hay un humanismo liberal, un humanismo marxista, un humanismo tomista, un humanismo existencialista. Precisamente al existencialismo le debemos la reflexión filosófica sobre temáticas que parecían ser más bien propias de la psicología o de la moral, cuando en realidad tienen un sentido metafísico profundo.