Ignacio Eugenio María Andereggen, Introducción a la teología de Tomás de Aquino. Editorial de la Universidad Católica Argentina. Buenos Aires 1992. 208 páginas. ISBN 950-523-007-9
Resumen: Cualquiera que se aboque a la lectura de esta presentación de la teología de Santo Tomás percibirá desde el vamos que estamos ante un enfoque del todo original que, a nuestro entender, no conoce precedentes en la vasta literatura dedicada a trazar un bosquejo introductorio de la concepción tomista de la doctrina sacra. En el esquema adoptado por Andereggen para introducirnos a la teología de Santo Tomás cabe desatacar que el autor no acomete el tema central del libro de un modo directo, pues el escrito se inicia con una breve descripción de la teología mística del Pseudo Dionisio Areopagita (pp. 11-26), si bien en el transcurso de este capítulo no se precisa cuál habría sido el grado de influencia del opúsculo areopagítico homónimo —la Teología mística— en la especulación del Aquinate. Este aspecto de la opinión de Andereggen, seguramente, no habrá de ser compartido por la mayoría de los estudiosos de la teología de Santo Tomás, pues aunque el peso de numerosas doctrinas dionisianas en la elaboración de otras tantas tesis tomistas es unánimemente reconocido por la tradición de los exégetas de la obra del Doctor Angélico, difícilmente en el contexto de tal tradición se admita que la Teología mística sea «un pequeño tratado que ha influido en la historia de la cultura como ningún otro» (p. 13). A continuación Andereggen incluye otro capítulo que precede al análisis de la teología aquiniana, esta vez consagrado a «La teología de Alberto Magno» (pp. 27-58). Reconozcamos que, a diferencia de lo dicho con respecto a la, Teología mística del Pseudo Dionisio, la tradición exegética ha resaltado en todo momento el valor de la concepción albertina de la teología como un cierto punto de partida de la teoría de Santo Tomás acerca de la naturaleza de esta ciencia, esto es, en tanto la exposición de San Alberto, en buena medida, se alzaba ante los ojos de su discípulo a la manera de un punto de llegada e incluso de una síntesis del enorme material escolástico acumulado hasta entonces. Sin embargo, casi todos los investigadores de este asunto, y aun los más renombrados de todos ellos (Grabmann, Gardeil, Manser, Xiberta, Wyser, Stolz, Gagnebet, Chenu) concuerdan en señalar que Santo Tomás, ya en los comienzos de su carrera científica, ha brindado un criterio epistemológico absolutamente personal que también ha marcado un alejamiento progresivo de las posiciones de su maestro. El nudo gordiano de este disentimiento entre el maestro y el alumno pasa por el hecho de que recién con Santo Tomás la escolástica ha llevado a cabo un examen exhaustivo de la noción de E - ntatfi wri legada por Aristóteles e incorporándola al proceso discursivo por el cual la teología sagrada adquiere su definición perfecta y su estatuto como hábito apodíctico de la razón sobrelevada por la fe.
Main Author: | |
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Format: | Reseña libro biblioteca |
Language: | spa |
Published: |
Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras
1995
|
Subjects: | TEOLOGIA MISTICA, FILOSOFIA MEDIEVAL, Tomás de Aquino, Santo, 1225?-1274, TOMISMO, RESEÑAS, |
Online Access: | https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/12909 |
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Summary: | Resumen: Cualquiera que se aboque a la lectura de esta presentación de la teología de Santo Tomás
percibirá desde el vamos que estamos ante un enfoque del todo original que, a nuestro
entender, no conoce precedentes en la vasta literatura dedicada a trazar un bosquejo
introductorio de la concepción tomista de la doctrina sacra. En el esquema adoptado por
Andereggen para introducirnos a la teología de Santo Tomás cabe desatacar que el autor
no acomete el tema central del libro de un modo directo, pues el escrito se inicia con una
breve descripción de la teología mística del Pseudo Dionisio Areopagita (pp. 11-26),
si bien en el transcurso de este capítulo no se precisa cuál habría sido el grado de influencia
del opúsculo areopagítico homónimo —la Teología mística— en la especulación
del Aquinate. Este aspecto de la opinión de Andereggen, seguramente, no habrá de ser
compartido por la mayoría de los estudiosos de la teología de Santo Tomás, pues aunque
el peso de numerosas doctrinas dionisianas en la elaboración de otras tantas tesis tomistas
es unánimemente reconocido por la tradición de los exégetas de la obra del Doctor
Angélico, difícilmente en el contexto de tal tradición se admita que la Teología mística
sea «un pequeño tratado que ha influido en la historia de la cultura como ningún otro»
(p. 13). A continuación Andereggen incluye otro capítulo que precede al análisis de la
teología aquiniana, esta vez consagrado a «La teología de Alberto Magno» (pp. 27-58).
Reconozcamos que, a diferencia de lo dicho con respecto a la, Teología mística del Pseudo
Dionisio, la tradición exegética ha resaltado en todo momento el valor de la concepción
albertina de la teología como un cierto punto de partida de la teoría de Santo Tomás
acerca de la naturaleza de esta ciencia, esto es, en tanto la exposición de San Alberto,
en buena medida, se alzaba ante los ojos de su discípulo a la manera de un punto
de llegada e incluso de una síntesis del enorme material escolástico acumulado hasta entonces.
Sin embargo, casi todos los investigadores de este asunto, y aun los más renombrados
de todos ellos (Grabmann, Gardeil, Manser, Xiberta, Wyser, Stolz, Gagnebet,
Chenu) concuerdan en señalar que Santo Tomás, ya en los comienzos de su carrera científica,
ha brindado un criterio epistemológico absolutamente personal que también ha
marcado un alejamiento progresivo de las posiciones de su maestro. El nudo gordiano de
este disentimiento entre el maestro y el alumno pasa por el hecho de que recién con
Santo Tomás la escolástica ha llevado a cabo un examen exhaustivo de la noción de E -
ntatfi wri legada por Aristóteles e incorporándola al proceso discursivo por el cual la teología
sagrada adquiere su definición perfecta y su estatuto como hábito apodíctico de la
razón sobrelevada por la fe. |
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