Intelectuales en los medios : alcances de un camino de intervención

En la carrera de Ciencias de la Comunicación me formaron para comprender y construir sentidos sobre la realidad. Así, hacia el final de este primer recorrido necesité pensar en los efectos políticos que debe implicar el trabajo analítico sobre la sociedad. Entonces surgió la pregunta que orientó esta investigación. Los intelectuales, que pueden ser los egresados de carreras universitarias, construyen conocimiento sobre la sociedad y en ese contexto elaboran representaciones acerca de determinados sujetos sociales. Muchos de ellos tratan de explicar algunos aspectos de la sociedad y contribuir a que ciertos fenómenos se hagan visibles, que se entiendan sus condiciones de emergencia, sus razones de ser, y sus implicancias para la sociedad y para los actores que los protagonizan. Sabemos que al investigar o hablar de ciertos temas, los intelectuales legitiman, con su voz, a ciertos sujetos y prácticas que no la tienen, que sólo pueden ser hablados por la voz del letrado; a aquellos de quienes existen representaciones porque quienes están del otro lado, del lado de la cultura hegemónica, de la academia, hablan por ellos. Entonces, el desafío, la pregunta, es no sólo cómo hablar de lo otro (operación que siempre se dará con “violencia”) sino además, para qué les puede servir a esos sujetos sin voz autorizada que el intelectual hable de ellos, así indagamos: ¿los protagonistas de esas representaciones que hacen los intelectuales para darles voz, se reconocen en ellas?, ¿a quién le sirve, en realidad, el trabajo intelectual?, ¿a los medios porque tienen “voces autorizadas” que hablan sobre todos los temas, a los otros intelectuales, a los académicos del exterior? El quehacer de aquellos investigadores o artistas que toman la función de intelectuales, ¿le sirve hoy a esta sociedad donde todos los significados parecen ser tan volátiles y relativos? Entonces: ¿cuáles son los efectos del trabajo intelectual en la sociedad? Son muchas las preguntas y esta investigación no pretende responderlas todas. Así, para acotar el problema y hacer un acercamiento exploratorio a esta pregunta, investigamos el rol de los intelectuales en tres diarios de circulación masiva desde diciembre del 2001, según sus propias producciones en ellos y según lo que ellos dicen sobre lo que hacen en dichos medios. Analizar el rol en los medios nos pareció un ejemplo válido porque es allí donde se construyen fuertes sentidos comunes para y sobre la sociedad, por la creciente presencia de intelectuales en ellos, y porque la descripción sobre el quehacer intelectual en los medios puede servir para transformar y ampliar ese rol, a partir de las posibilidades que ofrece el espacio mediático. El considerar la investigación a partir de la crisis política, económica y de legitimidad que se desencadenó en Argentina en diciembre de 2001 tampoco fue aleatorio. Esa crisis no representó sólo el momento de mayor visibilidad de los piqueteros, ni el surgimiento de las asambleas barriales y los cacerolazos, ni la vuelta de los saqueos a los supermercados. Tampoco significó solamente la huída del presidente Fernando De la Rúa en helicóptero, ni las más de 20 fatales muertes de esas jornadas. La llamada crisis de legitimidad, además, posibilitó que miembros de casi todos los sectores sociales opinaran sobre lo que pasaba. En un mismo proceso los “políticos” debieron callarse y esconderse. Y se dijo, habló “el pueblo”. Pero bajo la multitud, por la que algunos apostaron y de la que otros dudaban, seguía el terremoto (¿aparente?) de instituciones, símbolos, relaciones y poder. Hacía falta también, dar luz, ofrecer un poco de análisis. Pero parece que nadie quería dejar de lado la espontaneidad e instantaneidad de palabras y acciones. Parece que tampoco se podía. Ni los periodistas se animaban a hacer pronósticos. Algunos intelectuales prefirieron callar, porque necesitaban la perspectiva que da el tiempo para evaluar los síntomas. Otros optaron por tomar la palabra, aún con el riesgo de equivocarse, aún asumiéndose como un vecino más, desconcertado ante todo. Algunos sintieron que era parte de su responsabilidad social, y de lo que los constituía como intelectuales, “dar testimonio en momentos difíciles”. En la búsqueda sobre la toma de la palabra de los intelectuales en los medios, encontramos muchos trabajos que investigaron sobre cuál es el papel del intelectual en la sociedad y cómo éste ha cambiado en los últimos años. Tomamos algunas de las concepciones que tenían estos trabajos para configurar una posible definición del intelectual modelo 2001. Sin embargo, no encontramos investigaciones que vinculen la redefinición del intelectual que se formó a partir de los años 80, con la creciente presencia de intelectuales en los medios gráficos masivos. Este trabajo pretende, modestamente, contribuir a cubrir esta carencia, estudiando la relación entre intelectuales y medios masivos. Para analizar la creciente intervención de los intelectuales en los medios situamos este trabajo en el momento histórico en que vivimos, considerándolo como carente de sistemas de sentidos globales y de ideologías políticas capaces de entusiasmar a las masas; donde no hay mayores ídolos ni tabúes; con una predominancia del retiro a la vida privada y a los intereses individuales y donde los lazos comunitarios han decaído; donde ciertas instituciones clásicas como la escuela, la justicia y los partidos políticos sufren el descrédito producido como consecuencia de la corrupción material y ética; finalmente, un contexto en el cual los criterios sobre lo verdadero están diseminados y relativizados, y donde todas las opciones de vida pueden cohabitar, aparentemente, sin contradicción y postergación. Así, los medios aparecen como uno de los pocos, pero importantes, constructores de sentidos de esta época. Sin embargo, fragmentados y fragmentarios, producen finalmente, “un efecto de dispersión que no puede confundirse con pluralidad de centros dinámicos, y una pobreza de sentidos globales que no pueden confundirse con autonomía de los individuos”. Partiendo de este escenario planteamos como objetivos: • Relevar los temas abordados por los intelectuales y describir el modo en que son tratados dentro de la agenda periodística. • Establecer si los intelectuales mantienen una posición crítica o si sus análisis tienden a explicar los fenómenos sin tomar posición sobre ellos, manteniendo una actitud meramente descriptiva y relativista por temor a pecar de elitistas. • A partir de estas aproximaciones, esbozar algunas de las visiones del mundo que construyen con sus apreciaciones, tomando como uno de los ejes de análisis la dicotomía “innovación/repetición”. • Determinar con qué propósitos los medios gráficos convocan a los intelectuales para opinar sobre diferentes temas. • Analizar la mediatización de los intelectuales, su configuración como famosos del espectáculo y el reconocimiento del público en tanto tales, asumiéndolos como la voz autorizada.

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Bibliographic Details
Main Author: Medan, Marina
Other Authors: Entel, Alicia
Format: Tesis biblioteca
Language:spa
Published: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales
Subjects:Medios de comunicación, Intelectuales, Discurso, Análisis de la información,
Online Access:http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1583
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1583
https://repositorio.sociales.uba.ar/files/original/3078a907abdf78fe630f0976ef0217c7.pdf
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Summary:En la carrera de Ciencias de la Comunicación me formaron para comprender y construir sentidos sobre la realidad. Así, hacia el final de este primer recorrido necesité pensar en los efectos políticos que debe implicar el trabajo analítico sobre la sociedad. Entonces surgió la pregunta que orientó esta investigación. Los intelectuales, que pueden ser los egresados de carreras universitarias, construyen conocimiento sobre la sociedad y en ese contexto elaboran representaciones acerca de determinados sujetos sociales. Muchos de ellos tratan de explicar algunos aspectos de la sociedad y contribuir a que ciertos fenómenos se hagan visibles, que se entiendan sus condiciones de emergencia, sus razones de ser, y sus implicancias para la sociedad y para los actores que los protagonizan. Sabemos que al investigar o hablar de ciertos temas, los intelectuales legitiman, con su voz, a ciertos sujetos y prácticas que no la tienen, que sólo pueden ser hablados por la voz del letrado; a aquellos de quienes existen representaciones porque quienes están del otro lado, del lado de la cultura hegemónica, de la academia, hablan por ellos. Entonces, el desafío, la pregunta, es no sólo cómo hablar de lo otro (operación que siempre se dará con “violencia”) sino además, para qué les puede servir a esos sujetos sin voz autorizada que el intelectual hable de ellos, así indagamos: ¿los protagonistas de esas representaciones que hacen los intelectuales para darles voz, se reconocen en ellas?, ¿a quién le sirve, en realidad, el trabajo intelectual?, ¿a los medios porque tienen “voces autorizadas” que hablan sobre todos los temas, a los otros intelectuales, a los académicos del exterior? El quehacer de aquellos investigadores o artistas que toman la función de intelectuales, ¿le sirve hoy a esta sociedad donde todos los significados parecen ser tan volátiles y relativos? Entonces: ¿cuáles son los efectos del trabajo intelectual en la sociedad? Son muchas las preguntas y esta investigación no pretende responderlas todas. Así, para acotar el problema y hacer un acercamiento exploratorio a esta pregunta, investigamos el rol de los intelectuales en tres diarios de circulación masiva desde diciembre del 2001, según sus propias producciones en ellos y según lo que ellos dicen sobre lo que hacen en dichos medios. Analizar el rol en los medios nos pareció un ejemplo válido porque es allí donde se construyen fuertes sentidos comunes para y sobre la sociedad, por la creciente presencia de intelectuales en ellos, y porque la descripción sobre el quehacer intelectual en los medios puede servir para transformar y ampliar ese rol, a partir de las posibilidades que ofrece el espacio mediático. El considerar la investigación a partir de la crisis política, económica y de legitimidad que se desencadenó en Argentina en diciembre de 2001 tampoco fue aleatorio. Esa crisis no representó sólo el momento de mayor visibilidad de los piqueteros, ni el surgimiento de las asambleas barriales y los cacerolazos, ni la vuelta de los saqueos a los supermercados. Tampoco significó solamente la huída del presidente Fernando De la Rúa en helicóptero, ni las más de 20 fatales muertes de esas jornadas. La llamada crisis de legitimidad, además, posibilitó que miembros de casi todos los sectores sociales opinaran sobre lo que pasaba. En un mismo proceso los “políticos” debieron callarse y esconderse. Y se dijo, habló “el pueblo”. Pero bajo la multitud, por la que algunos apostaron y de la que otros dudaban, seguía el terremoto (¿aparente?) de instituciones, símbolos, relaciones y poder. Hacía falta también, dar luz, ofrecer un poco de análisis. Pero parece que nadie quería dejar de lado la espontaneidad e instantaneidad de palabras y acciones. Parece que tampoco se podía. Ni los periodistas se animaban a hacer pronósticos. Algunos intelectuales prefirieron callar, porque necesitaban la perspectiva que da el tiempo para evaluar los síntomas. Otros optaron por tomar la palabra, aún con el riesgo de equivocarse, aún asumiéndose como un vecino más, desconcertado ante todo. Algunos sintieron que era parte de su responsabilidad social, y de lo que los constituía como intelectuales, “dar testimonio en momentos difíciles”. En la búsqueda sobre la toma de la palabra de los intelectuales en los medios, encontramos muchos trabajos que investigaron sobre cuál es el papel del intelectual en la sociedad y cómo éste ha cambiado en los últimos años. Tomamos algunas de las concepciones que tenían estos trabajos para configurar una posible definición del intelectual modelo 2001. Sin embargo, no encontramos investigaciones que vinculen la redefinición del intelectual que se formó a partir de los años 80, con la creciente presencia de intelectuales en los medios gráficos masivos. Este trabajo pretende, modestamente, contribuir a cubrir esta carencia, estudiando la relación entre intelectuales y medios masivos. Para analizar la creciente intervención de los intelectuales en los medios situamos este trabajo en el momento histórico en que vivimos, considerándolo como carente de sistemas de sentidos globales y de ideologías políticas capaces de entusiasmar a las masas; donde no hay mayores ídolos ni tabúes; con una predominancia del retiro a la vida privada y a los intereses individuales y donde los lazos comunitarios han decaído; donde ciertas instituciones clásicas como la escuela, la justicia y los partidos políticos sufren el descrédito producido como consecuencia de la corrupción material y ética; finalmente, un contexto en el cual los criterios sobre lo verdadero están diseminados y relativizados, y donde todas las opciones de vida pueden cohabitar, aparentemente, sin contradicción y postergación. Así, los medios aparecen como uno de los pocos, pero importantes, constructores de sentidos de esta época. Sin embargo, fragmentados y fragmentarios, producen finalmente, “un efecto de dispersión que no puede confundirse con pluralidad de centros dinámicos, y una pobreza de sentidos globales que no pueden confundirse con autonomía de los individuos”. Partiendo de este escenario planteamos como objetivos: • Relevar los temas abordados por los intelectuales y describir el modo en que son tratados dentro de la agenda periodística. • Establecer si los intelectuales mantienen una posición crítica o si sus análisis tienden a explicar los fenómenos sin tomar posición sobre ellos, manteniendo una actitud meramente descriptiva y relativista por temor a pecar de elitistas. • A partir de estas aproximaciones, esbozar algunas de las visiones del mundo que construyen con sus apreciaciones, tomando como uno de los ejes de análisis la dicotomía “innovación/repetición”. • Determinar con qué propósitos los medios gráficos convocan a los intelectuales para opinar sobre diferentes temas. • Analizar la mediatización de los intelectuales, su configuración como famosos del espectáculo y el reconocimiento del público en tanto tales, asumiéndolos como la voz autorizada.