La institución de sentido de la inflación en editoriales del diario La Nación en Argentina : 2011-2015

Pocos fenómenos sociales concitan tanta unanimidad respecto de su valoraciónnegativa- como la inflación. Forma parte del sentido común afirmar que ésta constituye un flagelo para la sociedad, ya que carcome el poder adquisitivo del salario, principalmente de los sectores más pobres que lo destinan casi en su totalidad a la satisfacción de las necesidades básicas. En la calle, en los comercios, en las mesas familiares, en los bares, en las plazas, en los medios de comunicación o en las redes sociales, la inflación es un indicador privilegiado para interpretar la realidad a través de una asociación muy sencilla: si los precios suben, mes a mes, es porque indefectiblemente “la cosa marcha mal”. Con esta observación como punto de partida, la presente tesina tiene por objetivo analizar de qué manera se instituye el sentido del significante inflación a partir del estudio de alrededor de doscientos editoriales del diario La Nación que tratan el tema inflacionario en el período 2011-2015 en Argentina. La centralidad del significante inflación debe entenderse como una demanda social, como una exigencia permanente presente en la sociedad. Es decir, de qué manera los medios de comunicación construyen el sentido de la inflación y lo instalan como una preocupación central que se traduce en una demanda social. En los editoriales se atribuye la inflación a causas preeminentemente monetarias. Es decir, se entiende a la inflación como un fenómeno producto de la emisión antes que nada, si bien se aclara que pueden influir otras variables. Sin embargo, rastrear en el discurso editorial las causas a las que atribuyen la inflación y vincularla a una determinada teoría económica es prácticamente comprobar algo que se conoce desde el comienzo: La Nación se apoya en la teoría monetarista para dar cuenta del proceso inflacionario. De modo que, si bien es necesario para la presente investigación identificar los componentes monetaristas en los editoriales, el objetivo no es ese, sino que se pretende avanzar en la respuesta a otros interrogantes: ¿Puede hablarse de la existencia de la inflación como un hecho objetivo al margen de su institución como discurso? ¿Existe una “ciencia económica” que explique las causas y consecuencias de este fenómeno, o por el contrario, existe una disputa ideológica, de cosmovisiones, las cuales aspiran a constituirse como “verdades científicas”? ¿Puede hablarse de la inflación como un mismo fenómeno que se desarrolla en disímiles modelos económicos? En el marco de esta disputa ideológica, que en tanto disputa implica relaciones de poder y de dominación ¿por qué resulta tan importante fijar el sentido- una fijación de sentido que es parcial- del significante inflacionario? ¿Qué políticas económicas legitima esta institución de sentido? ¿Cómo se desarrolla la construcción de hegemonía en la que la inflación se articula con otros significantes -otras demandas-? ¿Cuál es la importancia del sentido de la inflación en la constitución de la esencia o la identidad de la sociedad argentina? La construcción hegemónica en el período analizado se desarrolla en el marco de un antagonismo que puede simplificarse de manera esquemática, y después se profundizará, de la siguiente manera: un gobierno posneoliberal con intención de avanzar en un modelo de acumulación de industrialización por sustitución de importaciones, y un medio de comunicación como La Nación, representante de la fracción agroexportadora de la clase dominante nacional. La elección del género editorial para el análisis obedece a dos cuestiones: por un lado lo inabarcable de incluir otros artículos, ya que la temática de la inflación aparece prácticamente en todas las secciones del diario. Esta característica refuerza la hipótesis con respecto a la centralidad de la inflación como ordenadora de la realidad. Por otro lado, y más importante, el género editorial constituye la expresión oficial de una publicación. Busca persuadir y argumenta con firmeza y determinación sobre los temas de coyuntura. Interpela con tono dramático a la sociedad a la que explica el porqué de los fenómenos y sus soluciones. Y generalmente en el párrafo final exhorta a la clase política a llevar adelante sus propuestas para evitar una catástrofe de mayores dimensiones. Pensar la inflación desde lo discursivo requiere entonces abordar la discusión dentro del terreno más amplio de una disputa ideológica que, a su vez, se engloba dentro de uno de los “grandes debates”: el de la identidad nacional, o el de asignar una esencia a la sociedad. La Nación, por supuesto, se arroga la autoridad de ser una voz categórica dentro de este debate. La esencia argentina- la república-, es la que el populismo cuando es gobierno degrada, de acuerdo a la construcción de La Nación. Y la inflación, en el marco de esta construcción de sentido, es uno de los “vicios” más perjudiciales de la “fiesta populista”. La presente producción pretende ser un mínimo aporte para pensar algunas de las dificultades para llevar adelante y sostener de manera viable un modelo económico de industrialización. Un sistema económico que, en el período analizado, tuvo efectivamente altos índices de inflación en comparación con los años anteriores. Dado que justamente una de las características del periodo fueron las permanentes denuncias de falseamientos estadísticos y la discusión de la validez de los índices, en el anexo se cotejan los datos de la inflación del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y de una consultora privada. La elección del periodo 2011-2015 para analizar obedece entonces a la instancia dentro de ese modelo de industrialización el cual efectivamente, dada la estructura de la economía, debe enfrentar importantes conflictos. Pero no se hará dentro de esos cuatro años una secuencia cronológica de hechos, sino que serán abordados en su conjunto, como se ha mencionado, como una instancia de la industrialización. En este contexto, quiénes y cómo instituyan el sentido de la inflación puede tanto instalar un sentido común de que es un flagelo angustiante, o por el contrario, hacer que sea soportable. En función de los sectores que representa La Nación, el sentido que instituirá será el primero. ¿Por qué? Es una de las preguntas que inevitablemente surge cuando se pone en discusión el sentido común con respecto a la inflación ¿Por qué la inflación se la debe enfrentar con urgencia, donde “urgencia” significa a través de políticas monetarias ortodoxas? La hipótesis que se sostiene en esta investigación es que la institución de sentido de la inflación en La Nación como un “flagelo” del populismo funciona como una herramienta de desgaste del modelo de industrialización. Cuando se comienza a buscar qué es lo que hay detrás de ese sentido común, aparecen las relaciones sociales de explotación, los modelos económicos en disputa, los trabajadores y los costos laborales, la propiedad de la tierra, los procesos de industrialización, y la relación entre los sectores dominantes y la clase trabajadora.

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Bibliographic Details
Main Author: Pojomovsky, Matías Ariel
Other Authors: Girado, Gustavo Alejandro
Format: Tesis biblioteca
Language:spa
Published: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales
Subjects:Inflación, Periodismo, Prensa, Diarios, Economía, Neoliberalismo, Populismo, Clases sociales, Marxismo,
Online Access:https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1229
https://repositorio.sociales.uba.ar/files/original/fa8fdc824a1da50a9571d227c24d839c.pdf
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Summary:Pocos fenómenos sociales concitan tanta unanimidad respecto de su valoraciónnegativa- como la inflación. Forma parte del sentido común afirmar que ésta constituye un flagelo para la sociedad, ya que carcome el poder adquisitivo del salario, principalmente de los sectores más pobres que lo destinan casi en su totalidad a la satisfacción de las necesidades básicas. En la calle, en los comercios, en las mesas familiares, en los bares, en las plazas, en los medios de comunicación o en las redes sociales, la inflación es un indicador privilegiado para interpretar la realidad a través de una asociación muy sencilla: si los precios suben, mes a mes, es porque indefectiblemente “la cosa marcha mal”. Con esta observación como punto de partida, la presente tesina tiene por objetivo analizar de qué manera se instituye el sentido del significante inflación a partir del estudio de alrededor de doscientos editoriales del diario La Nación que tratan el tema inflacionario en el período 2011-2015 en Argentina. La centralidad del significante inflación debe entenderse como una demanda social, como una exigencia permanente presente en la sociedad. Es decir, de qué manera los medios de comunicación construyen el sentido de la inflación y lo instalan como una preocupación central que se traduce en una demanda social. En los editoriales se atribuye la inflación a causas preeminentemente monetarias. Es decir, se entiende a la inflación como un fenómeno producto de la emisión antes que nada, si bien se aclara que pueden influir otras variables. Sin embargo, rastrear en el discurso editorial las causas a las que atribuyen la inflación y vincularla a una determinada teoría económica es prácticamente comprobar algo que se conoce desde el comienzo: La Nación se apoya en la teoría monetarista para dar cuenta del proceso inflacionario. De modo que, si bien es necesario para la presente investigación identificar los componentes monetaristas en los editoriales, el objetivo no es ese, sino que se pretende avanzar en la respuesta a otros interrogantes: ¿Puede hablarse de la existencia de la inflación como un hecho objetivo al margen de su institución como discurso? ¿Existe una “ciencia económica” que explique las causas y consecuencias de este fenómeno, o por el contrario, existe una disputa ideológica, de cosmovisiones, las cuales aspiran a constituirse como “verdades científicas”? ¿Puede hablarse de la inflación como un mismo fenómeno que se desarrolla en disímiles modelos económicos? En el marco de esta disputa ideológica, que en tanto disputa implica relaciones de poder y de dominación ¿por qué resulta tan importante fijar el sentido- una fijación de sentido que es parcial- del significante inflacionario? ¿Qué políticas económicas legitima esta institución de sentido? ¿Cómo se desarrolla la construcción de hegemonía en la que la inflación se articula con otros significantes -otras demandas-? ¿Cuál es la importancia del sentido de la inflación en la constitución de la esencia o la identidad de la sociedad argentina? La construcción hegemónica en el período analizado se desarrolla en el marco de un antagonismo que puede simplificarse de manera esquemática, y después se profundizará, de la siguiente manera: un gobierno posneoliberal con intención de avanzar en un modelo de acumulación de industrialización por sustitución de importaciones, y un medio de comunicación como La Nación, representante de la fracción agroexportadora de la clase dominante nacional. La elección del género editorial para el análisis obedece a dos cuestiones: por un lado lo inabarcable de incluir otros artículos, ya que la temática de la inflación aparece prácticamente en todas las secciones del diario. Esta característica refuerza la hipótesis con respecto a la centralidad de la inflación como ordenadora de la realidad. Por otro lado, y más importante, el género editorial constituye la expresión oficial de una publicación. Busca persuadir y argumenta con firmeza y determinación sobre los temas de coyuntura. Interpela con tono dramático a la sociedad a la que explica el porqué de los fenómenos y sus soluciones. Y generalmente en el párrafo final exhorta a la clase política a llevar adelante sus propuestas para evitar una catástrofe de mayores dimensiones. Pensar la inflación desde lo discursivo requiere entonces abordar la discusión dentro del terreno más amplio de una disputa ideológica que, a su vez, se engloba dentro de uno de los “grandes debates”: el de la identidad nacional, o el de asignar una esencia a la sociedad. La Nación, por supuesto, se arroga la autoridad de ser una voz categórica dentro de este debate. La esencia argentina- la república-, es la que el populismo cuando es gobierno degrada, de acuerdo a la construcción de La Nación. Y la inflación, en el marco de esta construcción de sentido, es uno de los “vicios” más perjudiciales de la “fiesta populista”. La presente producción pretende ser un mínimo aporte para pensar algunas de las dificultades para llevar adelante y sostener de manera viable un modelo económico de industrialización. Un sistema económico que, en el período analizado, tuvo efectivamente altos índices de inflación en comparación con los años anteriores. Dado que justamente una de las características del periodo fueron las permanentes denuncias de falseamientos estadísticos y la discusión de la validez de los índices, en el anexo se cotejan los datos de la inflación del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y de una consultora privada. La elección del periodo 2011-2015 para analizar obedece entonces a la instancia dentro de ese modelo de industrialización el cual efectivamente, dada la estructura de la economía, debe enfrentar importantes conflictos. Pero no se hará dentro de esos cuatro años una secuencia cronológica de hechos, sino que serán abordados en su conjunto, como se ha mencionado, como una instancia de la industrialización. En este contexto, quiénes y cómo instituyan el sentido de la inflación puede tanto instalar un sentido común de que es un flagelo angustiante, o por el contrario, hacer que sea soportable. En función de los sectores que representa La Nación, el sentido que instituirá será el primero. ¿Por qué? Es una de las preguntas que inevitablemente surge cuando se pone en discusión el sentido común con respecto a la inflación ¿Por qué la inflación se la debe enfrentar con urgencia, donde “urgencia” significa a través de políticas monetarias ortodoxas? La hipótesis que se sostiene en esta investigación es que la institución de sentido de la inflación en La Nación como un “flagelo” del populismo funciona como una herramienta de desgaste del modelo de industrialización. Cuando se comienza a buscar qué es lo que hay detrás de ese sentido común, aparecen las relaciones sociales de explotación, los modelos económicos en disputa, los trabajadores y los costos laborales, la propiedad de la tierra, los procesos de industrialización, y la relación entre los sectores dominantes y la clase trabajadora.