Uso y manejo de fauna silvestre en el norte de Mesoamérica

La fauna silvestre contribuye en gran parte a la diversidad biológica y al patrimonio natural de países y regiones. Asimismo, constituye un componente esencial en la estructura y dinámica de los ecosistemas, cumpliendo múltiples funciones en su flujo de energía y reciclaje de nutrientes e información. Ofrece también un valioso recurso natural renovable para la humanidad al proveerla de alimentos, pieles, compañía, recreación y valores culturales y escénicos. La fauna silvestre fue esencial en la alimentación proteínica de nuestros ancestros -cazadores y colectores- por miles de generaciones, y aún en la actualidad muchas comunidades tradicionales de nuestras selvas y sabanas se abastecen principalmente de la carne de cacería. Estas comunidades, dispersas en ambientes poco alterados, pueden vivir en armonía con su medio utilizando sus recursos sin agotarlos. Sin embargo, hoy día casi toda la población mundial se abastece de los productos agrícolas y de los animales domésticos. Al mismo tiempo, el crecimiento demográfico y tecnológico ha incrementado la extracción de las especies-recurso y transformado inmensas extensiones de hábitats de la fauna en áreas de cultivo, pastizales y otras zonas alteradas. Estas presiones antrópicas han socavado gradualmente la diversidad, distribución, abundancia y productividad de la fauna nativa en América Latina, especialmente en el caso de las especies de mayor porte y valor, reduciéndola en un renglón marginal, en un recurso olvidado, tal como lo reseñó Rodolfo Hernández Corso en 1970. Afortunadamente, en las décadas recientes han soplado nuevos vientos en el manejo de la fauna (definida por Aldo Leopold en 1933 como un uso de la tierra para producir cosechas sustentables de fauna silvestre), gracias a las acertadas ideas y esfuerzos de los grandes pioneros mexicanos en esta materia: Enrique Beltrán, Rodolfo Hernández Corso, Bernardo Villa Ramírez y Miguel Álvarez del Toro, entre otros. El maestro Enrique Beltrán dictó el primer curso sobre el manejo de fauna o "zoología cinegética" en México -y probablemente en América Latina- en 1934; pero pasaron varios lustros hasta que los planes progresistas sobre la conservación y el uso sustentable de la fauna silvestre y sus hábitats se concretaron en la organización de los servicios de fauna con su estructura administrativa, base legal actualizada, planes operativos, personal profesional y guardería.

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Bibliographic Details
Main Authors: Guerra Roa, Michelle María Maestra coordinadora 14721, Calmé, Sophie Doctora coordinadora 2030, Gallina Tessaro, Sonia Antonieta coordinadora 14167, Naranjo Piñera, Eduardo Jorge 1963- Doctor coordinadora 5447
Format: Texto biblioteca
Language:spa
Published: Xalapa, Veracruz, México Secretaría de Educación de Veracruz c201
Subjects:Manejo de vida silvestre, Cacería de subsistencia, Kekchíes, Población animal, Ungulados, Conservación de la vida silvestre, Uso sostenible, Agouti paca, Crocodylus acutus, Tortugas dulceacuícolas, Odocoileus virginianus, Daños a las plantas, Tayassu tajacu, Mapaches, Cosmovisión, Protección de animales de caza, Organización de la comunidad, Aprovechamiento de la vida silvestre, Frosur,
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Description
Summary:La fauna silvestre contribuye en gran parte a la diversidad biológica y al patrimonio natural de países y regiones. Asimismo, constituye un componente esencial en la estructura y dinámica de los ecosistemas, cumpliendo múltiples funciones en su flujo de energía y reciclaje de nutrientes e información. Ofrece también un valioso recurso natural renovable para la humanidad al proveerla de alimentos, pieles, compañía, recreación y valores culturales y escénicos. La fauna silvestre fue esencial en la alimentación proteínica de nuestros ancestros -cazadores y colectores- por miles de generaciones, y aún en la actualidad muchas comunidades tradicionales de nuestras selvas y sabanas se abastecen principalmente de la carne de cacería. Estas comunidades, dispersas en ambientes poco alterados, pueden vivir en armonía con su medio utilizando sus recursos sin agotarlos. Sin embargo, hoy día casi toda la población mundial se abastece de los productos agrícolas y de los animales domésticos. Al mismo tiempo, el crecimiento demográfico y tecnológico ha incrementado la extracción de las especies-recurso y transformado inmensas extensiones de hábitats de la fauna en áreas de cultivo, pastizales y otras zonas alteradas. Estas presiones antrópicas han socavado gradualmente la diversidad, distribución, abundancia y productividad de la fauna nativa en América Latina, especialmente en el caso de las especies de mayor porte y valor, reduciéndola en un renglón marginal, en un recurso olvidado, tal como lo reseñó Rodolfo Hernández Corso en 1970. Afortunadamente, en las décadas recientes han soplado nuevos vientos en el manejo de la fauna (definida por Aldo Leopold en 1933 como un uso de la tierra para producir cosechas sustentables de fauna silvestre), gracias a las acertadas ideas y esfuerzos de los grandes pioneros mexicanos en esta materia: Enrique Beltrán, Rodolfo Hernández Corso, Bernardo Villa Ramírez y Miguel Álvarez del Toro, entre otros. El maestro Enrique Beltrán dictó el primer curso sobre el manejo de fauna o "zoología cinegética" en México -y probablemente en América Latina- en 1934; pero pasaron varios lustros hasta que los planes progresistas sobre la conservación y el uso sustentable de la fauna silvestre y sus hábitats se concretaron en la organización de los servicios de fauna con su estructura administrativa, base legal actualizada, planes operativos, personal profesional y guardería.