Control de la erosión con labranza conservacionista en tierras de ladera

La labranza conservacionista es un sistema que reduce las pérdidas de suelo y agua en relación con la labranza convencional. Sus principales objetivos son: 1) crear una superficie rugosa que detiene el agua e incrementa su tiempo de retención, y 2) proveer una cobertura con los residuos de los cultivos. Una adecuada cantidad de residuos, suficiente para cubrir al menos el 30 por ciento de la superficie del suelo, es un componente esencial para el éxito de un sistema de labranza conservacionista. La labranza conservacionista incluye labranza cero, mínima labranza, arado de cincel, arado en surcos, etc. La cobertura protectora puede ser proveída por residuos de cultivos, good seeding y coberturas vivas. La labranza conservacionista reduce la erosión por: i) ofrecer una cubierta protectora contra el impacto de la lluvia, ii) mejorar la estructura del suelo, disminuyendo así la susceptibilidad de las partículas a la dispersión y al desprendimiento, iii) mejorar la capacidad de infiltración y iv) disminuir la velocidad de escorrentía y la capacidad de arrastrar sedimentos. El manejo de la erosión puede ser preventivo como es el caso de aquellas prácticas que provean una cobertura protectora al suelo o mejoren la estructura del suelo, o curativo, cuando se usan estrategias para disminuir la cantidad y tasa de escorrentía o cuando se toman medidas de ingeniería para dar una salida adecuada al exceso de agua. La última es lograda manejando la pendiente, la cual es el principal factor erodante, por medio de prácticas de ingeniería tales como terrazas y diversidad de canales y estructuras de drenaje. Los residuos de cultivo pueden ser usados como: 1- una cobertura superficial. 2- incorporados al suelo. 3- quemados. 4- acarriados fuera de la finca. En diversos experimentos con cultivo en callejones ha sido demostrado claramente que el uso de cultivos de cobertura y "mulch" superficiales como una cubierta protectora reduce significativamente la erosión y la escorrentía. Cuando un bosque se convierte en tierra para cultivo a través de una deforestación manual, el suelo queda en mejor estado físico que si se utilizan métodos mecánicos en su apertura. Las ventajas de los sistemas de labranza conservacionista incluyen al suelo y al agua, ya que incrementan los contenidos de carbono orgánico, mejoran la biodiversidad del suelo, regulan la temperatura del suelo y ahorran tiempo y dinero en la preparación del terreno. Las desventajas incluyen un aumento en el uso de herbicidas para el control de malezas, la persistencia de malezas perennes, el riesgo de compactación del suelo, una posible reducción de los rendimientos debido a la compactación y a la competencia de malezas, una posible mayor incidencia de infestaciones de insectos y enfermedades, y altas necesidades de N cuando los mulch de residuos causen una inmovilización temporal debida a la actividad microbiana. Sin embargo, en la mayoría de los suelos y ecorregiones, las ventajas pesan más que las desventajas especialmente por el control de la erosión. El uso de la labranza conservacionista es una opción importante en el desarrollo de la producción agrícola sostenible e intensiva de América Latina.

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Bibliographic Details
Main Authors: 95274 Monreal, C. eds., 84657 Lal, R., 48660 Bertsch, F., 2860 Asociación Costarricense de la Ciencia del Suelo, San José (Costa Rica), 3759 Canadian Soil Science Society, San José (Costa Rica). Proyecto CostaCan, 33068 3. Reunión Bienal de la Red Latinoamericana de Labranza Conservacionista San José (Costa Rica) 4-8 Dic 1995
Format: biblioteca
Published: San José (Costa Rica) 1996
Subjects:CONTROL DE LA EROSION, LABRANZA DE CONSERVACION, TERRENO EN DECLIVE, AMERICA LATINA,
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Summary:La labranza conservacionista es un sistema que reduce las pérdidas de suelo y agua en relación con la labranza convencional. Sus principales objetivos son: 1) crear una superficie rugosa que detiene el agua e incrementa su tiempo de retención, y 2) proveer una cobertura con los residuos de los cultivos. Una adecuada cantidad de residuos, suficiente para cubrir al menos el 30 por ciento de la superficie del suelo, es un componente esencial para el éxito de un sistema de labranza conservacionista. La labranza conservacionista incluye labranza cero, mínima labranza, arado de cincel, arado en surcos, etc. La cobertura protectora puede ser proveída por residuos de cultivos, good seeding y coberturas vivas. La labranza conservacionista reduce la erosión por: i) ofrecer una cubierta protectora contra el impacto de la lluvia, ii) mejorar la estructura del suelo, disminuyendo así la susceptibilidad de las partículas a la dispersión y al desprendimiento, iii) mejorar la capacidad de infiltración y iv) disminuir la velocidad de escorrentía y la capacidad de arrastrar sedimentos. El manejo de la erosión puede ser preventivo como es el caso de aquellas prácticas que provean una cobertura protectora al suelo o mejoren la estructura del suelo, o curativo, cuando se usan estrategias para disminuir la cantidad y tasa de escorrentía o cuando se toman medidas de ingeniería para dar una salida adecuada al exceso de agua. La última es lograda manejando la pendiente, la cual es el principal factor erodante, por medio de prácticas de ingeniería tales como terrazas y diversidad de canales y estructuras de drenaje. Los residuos de cultivo pueden ser usados como: 1- una cobertura superficial. 2- incorporados al suelo. 3- quemados. 4- acarriados fuera de la finca. En diversos experimentos con cultivo en callejones ha sido demostrado claramente que el uso de cultivos de cobertura y "mulch" superficiales como una cubierta protectora reduce significativamente la erosión y la escorrentía. Cuando un bosque se convierte en tierra para cultivo a través de una deforestación manual, el suelo queda en mejor estado físico que si se utilizan métodos mecánicos en su apertura. Las ventajas de los sistemas de labranza conservacionista incluyen al suelo y al agua, ya que incrementan los contenidos de carbono orgánico, mejoran la biodiversidad del suelo, regulan la temperatura del suelo y ahorran tiempo y dinero en la preparación del terreno. Las desventajas incluyen un aumento en el uso de herbicidas para el control de malezas, la persistencia de malezas perennes, el riesgo de compactación del suelo, una posible reducción de los rendimientos debido a la compactación y a la competencia de malezas, una posible mayor incidencia de infestaciones de insectos y enfermedades, y altas necesidades de N cuando los mulch de residuos causen una inmovilización temporal debida a la actividad microbiana. Sin embargo, en la mayoría de los suelos y ecorregiones, las ventajas pesan más que las desventajas especialmente por el control de la erosión. El uso de la labranza conservacionista es una opción importante en el desarrollo de la producción agrícola sostenible e intensiva de América Latina.