Una ética para el siglo XXI
Introducción: Hoy vivimos apurados, más que en ningún otro momento de la historia. Con una gran ayuda tecnológica que nos libera de muchos esfuerzos que, antes, en todos los órdenes, nos demandaban tiempo, sin embargo, hoy «corremos» más que nunca. Llenos de intenciones, metas, que nos disparan hacia adelante en busca de objetivos. Este ritmo bloquea con frecuencia en nosotros las preguntas existenciales más hondas: ¿Quién soy?, ¿Cuál es el origen último de mi existencia? ¿Hacia dónde voy? ¿Hay alguna meta grande en mi vida hacia la cual se encaminan los múltiples objetivos pequeños tras de los cuales corro? Quizás, muchos de nosotros llevamos incorporada la respuesta cristiana que hemos recibido acerca de estos temas. Respuesta, que con el correr del tiempo -en una cultura tan adversa que, en el mejor de los casos prescinde de ella y con frecuencia la combate o ridiculiza- ha quedado «prendida con alfileres », sin verdadera gravitación en nuestra vida. El mundo ve lo cristiano como un «manual de conductas», como una moral muy normativa, llena de preceptos de carácter más bien negativo. Con muchas prohibiciones, represiva, en particular en el área de la sexualidad. Lo ve también como una moral del cumplimiento de deberes, claramente poco gratificante y por ende, difícilmente convocante. ¿Es ésta una imagen acertada del cristianismo? Lo que ha dejado un sello tan profundo en la historia de la humanidad, ¿es algo tan pequeño y mezquino como esto? Benedicto XVI, en su primera encíclica, Deus caritas est, clarifica de entrada este punto decisivo: Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.2 El cristianismo no es una moral, tal como lo señala Benedicto, es un encuentro con una Persona: Jesucristo. Y la moral que se sigue de allí, o en otras palabras: el camino para llegar a Él, es algo bien distinto de la imagen que se ha forjado el mundo de ella.3 Sin embargo, esa imagen -no podemos dejar de reconocerlo- es en buena medida justificada. A lo largo de la historia se han infiltrado en la moral cristiana, ideas bien ajenas a su verdadero espíritu. Esto se agudiza de un modo particular en los siglos XVIII, XIX hasta mediados del XX, tema que trataremos en la segunda parte de esta reflexión. El corazón del cristianismo no es una moral, pero teniendo en cuenta la imagen distorsionada que el mundo se ha formado de ella, quisiéramos dedicar estas páginas a recuperar algunos fundamentos de una ética genuinamente cristiana. Esto nos permitirá identificar todo lo que le es extraño y, sin embargo, ha penetrado en ella en distintos momentos de la historia y en particular en los últimos siglos.
Main Author: | |
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Format: | Libro biblioteca |
Language: | spa |
Published: |
EDUCA
2016
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Subjects: | ETICA CRISTIANA, MORAL, VERDAD, CRISTIANOS, SIGLO XXI, VALORES MORALES, |
Online Access: | https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/7922 |
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