Un excursus en la historia de la electrovectocardiografía: Homenaje a la memoria del inolvidable Dr. Gustavo A. Medrano Castro
Se resume la historia de los estudios acerca de la llamada irritabilidad de los tejidos animales, señalada en el siglo XVII por el médico inglés Francis Glisson. Estudios sustentables sobre las propiedades bioeléctricas de dichos tejidos se iniciaron en el siglo XVIII por el científico suizo Albrecht von Haller y se continuaron por el naturalista italiano Felice Fontana. Durante ese siglo arreció la polémica entre los partidarios de la llamada electricidad animal y los de la electricidad de contacto. La demostración por el danés Oersted en 1820 de la íntima relación existente entre magnetismo y electricidad llevó a la preparación de los electrómetros. Con estos fue posible detectar y medir el flujo eléctrico. Se llegó así, a mediados del siglo XIX, a la identificación de la verdadera electricidad animal en forma de corriente de lesión. Más tarde fue posible registrar la corriente eléctrica, originada en el miocardio, también al exterior de la caja torácica primero con el electrómetro capilar de Lippmann y después con el galvanómetro de cuerda construido por el holandés Willem Einthoven a principios del siglo XX. Despegó así la moderna electrocardiografía por obra del investigador inglés Thomas Lewis, del norteamericano Frank N. Wilson y del mexicano Demetrio Sodi Pallares. Este último trató de racionalizar la exploración electrovectocardiográfica mediante una base experimental.
Main Authors: | , |
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Format: | Digital revista |
Language: | Spanish / Castilian |
Published: |
Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez
2014
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Online Access: | http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-99402014000200012 |
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