Interacción agua - giberelinas en la fisiología de tomate en invernadero fase II
El agua es un recurso natural imprescindible, del que cada vez se requiere un mayor consumo en las poblaciones urbanas y que cada vez resulta más escaso. La dificultad de abastecimiento ha generado formas de abastecimiento y consumo que anteponía la economía, toda una cultura de la economía del agua que en cierta forma se agotaba frente al predominio del modo de vida urbano respecto al rural. Sin embargo, las limitaciones de disponibilidad están afectando cada vez más a toda la población por lo que la economía en la red de abastecimiento, distribución y sobre todo en los hábitos de consumo está cada vez más presente en nuestra sociedad. Esta situación hace que el gasto de agua en la agricultura, que es entre el 50 y el 80% del agua disponible, se observe como un exceso desde ciertos ámbitos, ignorando que este consumo se dedica a producir los alimentos que la sociedad urbana necesita consumir y que por tanto, acaba siendo también una necesidad de la población en general. El uso de agua en sistemas agrícolas constituye una prioridad dada su fuerte repercusión en el monto total de agua utilizada. Los biorreguladores son compuestos orgánicos de origen natural, que en pequeñas concentraciones, aceleran, inhiben o modifican de alguna forma los procesos fisiológicos de las plantas (Ayala, et al; 2000). Así mismo Botta et al; (2012) mencionan que los biorreguladores son compuestos capaces de aumentar el desarrollo de las plantas, acelerar el alargamiento y la división celular; así como incrementar la producción de biomasa y rendimiento en cultivos de importancia económica. Estos compuestos contribuyen a potenciar la resistencia a bajas temperaturas; también contribuyen a disminuir el daño producido por los herbicidas en las cosechas y favorecen el desarrollo de las plantas en estrés hídrico, así como a la tolerancia a la salinidad del suelo (Grossman et al., 1987; Yokota y Takahashi, 1986). En la actualidad los biorreguladores ofrecen una magnífica oportunidad para mejorar los sistemas de producción hortícolas. El uso de estas sustancias tiene la ventaja de producir efectos que no son permanentes y por lo tanto, de ser modificados de acuerdo a las necesidades del horticultor (Ramírez et al., 2016). Las giberelinas A4/7 controlan aspectos importantes en el desarrollo de las plantas; actúan como estimulante del crecimiento al originar plantas de mayor tamaño (Vichiato et al., 2007), aumentan la expansión foliar, la floración y el desarrollo de las semillas (Ogawa et al., 2003, Ortega, 2000). En México y en el mundo el cultivo que más se siembra en invernadero es el tomate, por lo que la tecnología desarrollada para la construcción y manejo climático de invernaderos está muy asociada con esta planta, así como la investigación y desarrollo de nuevas técnicas de producción. El éxito de la siembra de tomate en invernadero depende de una gran cantidad de factores, entre los que se encuentran la producción de plántulas, la nutrición del cultivo y sus interacciones con otros factores como el balance hormonal de la planta,relación agua-sustrato y control fitopatológico. Problemática: Uno de los principales factores que condicionan la rentabilidad de este cultivo es la escases de agua, producción y calidad del fruto por lo que debe considerarse como el hibrido de mayor venta en el mercado, sistemas de producción y condiciones climáticas. Justificación: Es importante evaluar la interacción del agua con el uso de giberelinas bajo condiciones de menos riego
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Format: | Protocolo de investigación biblioteca |
Language: | Español |
Subjects: | Agua, Tomate, Invernadero, CIENCIAS AGROPECUARIAS Y BIOTECNOLOGÍA, |
Online Access: | http://repositorio.uaaan.mx:8080/xmlui/handle/123456789/43159 |
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