Potenciales y obstáculos para el desarrollo forestal sostenible en Nicaragua y áreas estratégicas para el posible apoyo sueco 1994-1998

El bosque tropical húmedo nicaragüense se destruye a una tasa de 125.000 a 150.000 has. anuales. Para campesinos y agricultores pobres y desocupados su invasión, roza y quema es un acto de sobrevivencia. Debido a que los suelos forestales no soportan agricultura o ganadería sostenible, después de 2 a 3 años es normal que el campesino migre nuevamente. El área rozada suele venderse dos o tres veces y termina como terreno empastado dedicado a ganadería extensiva. En este histórico proceso de América Latina hay dos perdedores: la población indígena y las futuras generaciones del país; y un ganador, los terratenientes ganaderos. Una de las razones para el avance de la frontera agrícola es que la tenencia de tierra no tiene costo. Si existiera un impuesto territorial efectivo, los terratenientes evitarían tener terrenos marginales; les convendría más intensificar el uso de los que ya tienen creando así puestos de trabajo para el campesino desocupado. Ni esta u otras reformas, que pueden detener el avance de la frontera agrícola, parecen interesar verdaderamente a los círculos dirigentes del país. Por tradición los bosques son considerados un obstáculo para la actividad agropecuaria. Actualmente están asignando terrenos forestales para actividades agrícolas a soldados desmovilizados. Es una compensación considerada vital para estabilidad del proceso de paz y conciliación. En 1992 se presentó el Plan de Acción Forestal (PAF-NIC) junto con un Esquema de Ordenamiento Ambiental del Territorio, que despertó bastante interés en los donantes, especialmente los proyectos de pinares y manejo de reservas forestales de protección. Actualmente están preparando el Plan de Acción Ambiental. La principal característica del actual desarrollo rural de Nicaragua es la transformación de terrenos forestales en pastizales. Para lograr una producción más intensiva y sostenible hay que revertir esa tendencia. La agricultura está pasando por una crisis económica y los finqueros responden con usos menos intensivos y se abstienen de invertir. Uno de los mayores obstáculos para que despegue la inversión agrícola y crezca la producción es la confusa situación de tenencia de la tierra. Los linderos son inciertos, hay inscripciones a nombre de distintos dueños, muchas transferencias no se registraron, hay parcelas asignadas incorrectamente, el Gobierno anterior no completó los trámites legales de su reforma agraria, y la actual polarización política está obstaculizando el progreso. En cuanto al uso del suelo, Nicaragua es una paradoja. Los suelos pobres (forestales) están siendo sobre-utilizados, mientras que, frecuentemente, los suelos ricos son sub-utilizados. En Nicaragua el manejo forestal nunca fue una ocupación rentable. Aunque el potencial forestal de pinares y latifoliadas es grande, salvo los bosques maduros, los demás no tienen valor inmediato. Actitudes tradicionales, limitaciones de mercado, infraestructura deficiente y, falta de créditos a largo plazo para inversiones de pequeña escala, impiden que el desarrollo forestal sea una importante actividad del país. La situación institucional es confusa. IRENA tiene el mandato de salvaguardar los recursos naturales del país. INRA está asignando tierras nacionales a combatientes desmovilizados, la mayoría aptas solamente para bosques. El Ministerio de Economía y Desarrollo consolida su control sobre la producción primaria del sector de recursos naturales, excluyendo la agropecuaria. Y el Ministerio de Agricultura y Ganadería promueve intensamente la ganadería en todo el país. Los esfuerzos para coordinar estas instituciones todavía no producen los resultados deseados. La legislación vigente favorece la eliminación del bosque y su reemplazo por cultivos agropecuarios. Después de un largo proceso parece que la Ley Forestal está cerca de ser aprobada. Se está terminando un Reglamento forestal. La educación y capacitación de técnicos e ingenieros forestales nacionales la efectúan INTECFOR y UNA. Se estima que las necesidades de este personal para el año 2.000 duplicará las disponibilidades actuales. También se han organizado cursos de información para agricultores. Las condiciones nacionales para cooperar con el manejo del bosque y de los recursos naturales de Nicaragua no son las mejores. Pero, tomando en cuenta las perspectivas de cambio y los grandes beneficios que el país puede obtener, la conclusión general es favorable a que Suecia continúe apoyándolos. Sin embargo, debido al limitado interés oficial por una verdadera reorientación del desarrollo de las áreas rurales, se recomienda que la futura cooperación sea claramente dirigida a definir las alternativas a la situación actual e incentivos para ese cambio. Lo anterior incluye el estudio de los factores que son precondiciones para el desarrollo continuo y sostenible deseado.

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Bibliographic Details
Main Author: 3238 Autoridad Sueca para el Desarrollo Internacional, Managua (Nicaragua)
Format: biblioteca
Published: Managua (Nicaragua) 1993
Subjects:DESARROLLO FORESTAL, NICARAGUA, POLITICA DE DESARROLLO, POLITICA FORESTAL, PROTECCION AMBIENTAL, SOSTENIBILIDAD,
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