Poder y bien común en la filosofía perenne

Resumen: Nuestra intención con este trabajo es destacar la importancia de la existencia de un poder temporal católico para la formación de un bien común político católico, de una cultura cristiana y de una civilización cristiana y los beneficios que se derivan para el proceso de nueva evangelización que lleva a cabo la Iglesia. El bien común político católico es cualitativamente de rango muy superior al que hemos denominado bien común político producto de la naturaleza caída del hombre y sin el auxilio de la gracia por estar el primero directamente ordenado al Bien Común Último, o sea, Dios y por brindar las condiciones para que los miembros de la sociedad se mantengan en la virtud, por otra parte, dicho bien es el más combatido por el hombre que vive en rebeldía contra Dios y que ejerce contra sus hermanos todo el poder destructivo del pecado presente en las ideologías, la seudo cultura, las falsas filosofías y el Estado laicista moderno.

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Bibliographic Details
Main Author: Althaus, Alberto Ramón
Other Authors: Semana Tomista : potencia y poder en Tomás de Aquino (37ª : 2012 : Buenos Aires)
Format: Documento de conferencia biblioteca
Language:spa
Published: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosía y Letras 2012
Subjects:Tomás de Aquino, Santo, 1225?-1274, BIEN COMUN, IGLESIA CATOLICA, PODER POLITICO, FILOSOFIA POLITICA, TOMISMO,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/4039
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Summary:Resumen: Nuestra intención con este trabajo es destacar la importancia de la existencia de un poder temporal católico para la formación de un bien común político católico, de una cultura cristiana y de una civilización cristiana y los beneficios que se derivan para el proceso de nueva evangelización que lleva a cabo la Iglesia. El bien común político católico es cualitativamente de rango muy superior al que hemos denominado bien común político producto de la naturaleza caída del hombre y sin el auxilio de la gracia por estar el primero directamente ordenado al Bien Común Último, o sea, Dios y por brindar las condiciones para que los miembros de la sociedad se mantengan en la virtud, por otra parte, dicho bien es el más combatido por el hombre que vive en rebeldía contra Dios y que ejerce contra sus hermanos todo el poder destructivo del pecado presente en las ideologías, la seudo cultura, las falsas filosofías y el Estado laicista moderno.