¿En qué sentido puede ser la reciprocidad una categoría económica?

Resumen: La relación entre economía y reciprocidad dista de ser obvia. Una tradición importante heredera de Karl Polanyi considera que la economía de mercado está regida por un principio opuesto al de la reciprocidad. Desde el punto de vista metodológico, por otra parte, si bien en los últimos años varios autores han comenzado a estudiar estas temáticas procurando incorporarlas al análisis económico, no está claro aún cómo y en qué sentido pueden ser incluidos el don y/o la reciprocidad como parte estricta de la ciencia económica. El concepto es incluso entendido de maneras diversas (Zamagni, 2006; Hahn, 2006) ya desde un punto de vista instrumental incluyéndolo en una función de utliidad a ser maximizada, ya desde un punto de vista comunicativo o bidireccional (Kolm, 2006). Una primera mirada a este conjunto, definido todavía de modo provisional y ciertamente difuso –que abarca los trabajos en economía solidaria, social, civil, etc.– muestra que se trata de un campo interdisciplinario. Los abordajes vinculan conceptos que podríamos llamar propiamente económicos con algunos provenientes de otros ámbitos, como la sociología o la antropología (Coraggio, 2011; Guerra, 2002; Plasencia y Orzi, 2007). Por lo general, se parte de una perspectiva de acción social -en el sentido weberiano-; es decir, se procura explicar el hecho económico con arraigo en las acciones de los sujetos. De tal forma, la delimitación de los distintos modos de concepción o de realización de la acción económica se apoya en las motivaciones diversas que tienen los actores. Si el agente económico busca el lucro, luego se mueve en el ámbito capitalista. Si lo hace en términos de valores como la solidaridad o la reciprocidad, entonces participa de la economía social o civil. Por último, siguiendo la delimitación ofrecida por Polanyi, están las acciones económicas regidas por el principio redistributivo, de tipo vertical, que se rigen por la coerción: el caso del Estado. Así quedan establecidos tres campos de acción económica, en donde el primero identifica mercado con capitalismo. Existe además una rama importante dentro de la economía que aplica el instrumental analítico convencional de esta ciencia (optimización, teoría de los juegos) a situaciones donde predominan los comportamientos altruistas o de reciprocidad. Aquí la diferencia no es sólo de método, sino conceptual. Un tercer abordaje pone su foco en la base de relaciones interpersonales que tiene la economía. De tal forma, la economía civil procura reinsertar el discurso económico en el mundo vital, rescatando y destacando el rol de la sociedad civil en la red de producción y distribución de bienes y servicios. Este tratamiento diferente de la cuestión, sumado a la falta de una clara justificación de la forma en que la categoría de reciprocidad puede ser incluida en el análisis económico nos lleva de manera inevitable a retrotraernos a cuestiones de orden fundamental, a saber, acerca de cómo se da la relación entre la economía y otras disciplinas, o respecto de cómo incorporar al análisis económico conceptos provenientes de otros campos. En definitiva, se trata de la pregunta respecto de qué es la economía, pues toda aproximación a un problema desde el punto de vista económico tiene implícita una concepción respecto de lo que sea esta ciencia y toda nueva categoría pretende modificar o cuestionar el estado vigente de la teoría. Pocos científicos (entre quienes se encuentran, seguramente, los economistas neoclásicos) dudan actualmente de la necesidad de enfoques inter o transdisciplinarios para el avance del conocimiento. En medio de una crisis económica que también pone en entrevero el paradigma dominante en economía, la cuestión se vuelve de primera necesidad. La relación entre ciencias no es una cuestión simple si no se quiere caer en algún tipo de concordismo o eclecticismo que oscurezca más de lo que aclara, al mezclar elementos de diverso orden y función en la estructura del saber. En efecto, las diferentes disciplinas se mueven en variados niveles de generalidad. Sin embargo, la carencia de una adecuada diferenciación entre estos campos puede llevar a que caigamos en la tentación de reducir la economía a la política, a la sociología, a la psicología o a la matemática, o bien, bajo el “imperialismo económico”, convertir a nuestra ciencia en metodología o filosofía primera. No es posible contar con una noción realista de un campo de estudio específico sin considerar a la vez el modo como dicho campo se vincula con otras aproximaciones posibles a una realidad compleja. Para ello es necesario apelar a un método inter o transdisciplinar, un método trascendental. En este sentido, Bernard Lonergan elaboró un “método de métodos” o meta-método, que considero un abordaje adecuado para la materia. Por ello resumiré brevemente el método empírico generalizado elaborado por este autor, como fundamento teórico de este diálogo entre ciencias. Tras revisar sintéticamente y analizar críticamente tres enfoques diferentes en torno a la cuestión que nos ocupa –el enfoque antropológico, el microeconómico y el de la economía civil– en la última sección se exponen algunas reflexiones en aras a responder la pregunta fundamental que motiva este escrito.

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Bibliographic Details
Main Author: Groppa, Octavio
Format: Parte de libro biblioteca
Language:spa
Published: Ciudad Nueva 2014
Subjects:ECONOMIA, RECIPROCIDAD, ECONOMIA DEL DON, DON, ECONOMIA CIVIL,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/15067
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Summary:Resumen: La relación entre economía y reciprocidad dista de ser obvia. Una tradición importante heredera de Karl Polanyi considera que la economía de mercado está regida por un principio opuesto al de la reciprocidad. Desde el punto de vista metodológico, por otra parte, si bien en los últimos años varios autores han comenzado a estudiar estas temáticas procurando incorporarlas al análisis económico, no está claro aún cómo y en qué sentido pueden ser incluidos el don y/o la reciprocidad como parte estricta de la ciencia económica. El concepto es incluso entendido de maneras diversas (Zamagni, 2006; Hahn, 2006) ya desde un punto de vista instrumental incluyéndolo en una función de utliidad a ser maximizada, ya desde un punto de vista comunicativo o bidireccional (Kolm, 2006). Una primera mirada a este conjunto, definido todavía de modo provisional y ciertamente difuso –que abarca los trabajos en economía solidaria, social, civil, etc.– muestra que se trata de un campo interdisciplinario. Los abordajes vinculan conceptos que podríamos llamar propiamente económicos con algunos provenientes de otros ámbitos, como la sociología o la antropología (Coraggio, 2011; Guerra, 2002; Plasencia y Orzi, 2007). Por lo general, se parte de una perspectiva de acción social -en el sentido weberiano-; es decir, se procura explicar el hecho económico con arraigo en las acciones de los sujetos. De tal forma, la delimitación de los distintos modos de concepción o de realización de la acción económica se apoya en las motivaciones diversas que tienen los actores. Si el agente económico busca el lucro, luego se mueve en el ámbito capitalista. Si lo hace en términos de valores como la solidaridad o la reciprocidad, entonces participa de la economía social o civil. Por último, siguiendo la delimitación ofrecida por Polanyi, están las acciones económicas regidas por el principio redistributivo, de tipo vertical, que se rigen por la coerción: el caso del Estado. Así quedan establecidos tres campos de acción económica, en donde el primero identifica mercado con capitalismo. Existe además una rama importante dentro de la economía que aplica el instrumental analítico convencional de esta ciencia (optimización, teoría de los juegos) a situaciones donde predominan los comportamientos altruistas o de reciprocidad. Aquí la diferencia no es sólo de método, sino conceptual. Un tercer abordaje pone su foco en la base de relaciones interpersonales que tiene la economía. De tal forma, la economía civil procura reinsertar el discurso económico en el mundo vital, rescatando y destacando el rol de la sociedad civil en la red de producción y distribución de bienes y servicios. Este tratamiento diferente de la cuestión, sumado a la falta de una clara justificación de la forma en que la categoría de reciprocidad puede ser incluida en el análisis económico nos lleva de manera inevitable a retrotraernos a cuestiones de orden fundamental, a saber, acerca de cómo se da la relación entre la economía y otras disciplinas, o respecto de cómo incorporar al análisis económico conceptos provenientes de otros campos. En definitiva, se trata de la pregunta respecto de qué es la economía, pues toda aproximación a un problema desde el punto de vista económico tiene implícita una concepción respecto de lo que sea esta ciencia y toda nueva categoría pretende modificar o cuestionar el estado vigente de la teoría. Pocos científicos (entre quienes se encuentran, seguramente, los economistas neoclásicos) dudan actualmente de la necesidad de enfoques inter o transdisciplinarios para el avance del conocimiento. En medio de una crisis económica que también pone en entrevero el paradigma dominante en economía, la cuestión se vuelve de primera necesidad. La relación entre ciencias no es una cuestión simple si no se quiere caer en algún tipo de concordismo o eclecticismo que oscurezca más de lo que aclara, al mezclar elementos de diverso orden y función en la estructura del saber. En efecto, las diferentes disciplinas se mueven en variados niveles de generalidad. Sin embargo, la carencia de una adecuada diferenciación entre estos campos puede llevar a que caigamos en la tentación de reducir la economía a la política, a la sociología, a la psicología o a la matemática, o bien, bajo el “imperialismo económico”, convertir a nuestra ciencia en metodología o filosofía primera. No es posible contar con una noción realista de un campo de estudio específico sin considerar a la vez el modo como dicho campo se vincula con otras aproximaciones posibles a una realidad compleja. Para ello es necesario apelar a un método inter o transdisciplinar, un método trascendental. En este sentido, Bernard Lonergan elaboró un “método de métodos” o meta-método, que considero un abordaje adecuado para la materia. Por ello resumiré brevemente el método empírico generalizado elaborado por este autor, como fundamento teórico de este diálogo entre ciencias. Tras revisar sintéticamente y analizar críticamente tres enfoques diferentes en torno a la cuestión que nos ocupa –el enfoque antropológico, el microeconómico y el de la economía civil– en la última sección se exponen algunas reflexiones en aras a responder la pregunta fundamental que motiva este escrito.