Arte y mímesis : la controversia filosófica
Resumen: “Arte y Mímesis” es el título común de dos artículos que llevan como subtítulos “La controversia filosófica” y “Tras las huellas de Aristóteles” respectivamente. El presente artículo realiza un análisis exegético del concepto de mímesis a partir de la interpretación de textos de Platón, Aristóteles y Hegel. En el caso de Platón, las ambivalencias de contenido se evidencian al comparar dos de sus diálogos fundamentales: La República, que corresponde al período de su madurez, y El Timeo, que es parte de sus últimas obras. En La República, Platón condena de manera radical la mímesis, categorizándola como perniciosa y superflua para la educación de la juventud. En El Timeo, por el contrario, la mímesis es el fundamento que permite comprender la tarea del Demiurgo. Este no es solamente un artesano que transpone las Ideas del Topus Uranus a la realidad del mundo, sino que en este proceso él debe poner todo de sí mismo; si no la transformación resultaría incompleta. Pasemos a Hegel: En sus Lecciones de Estética, el filósofo de Stuttgart desdeña la mímesis de manera radical subestimando su valor, dado que ella no pertenece, en principio, al proceso de evolución dialéctica del espíritu. Sin embargo, se ve obligado de rever estas consideraciones cuando se trata de explicar el pasaje del arte simbólico al clásico, dado que la mímesis como búsqueda de la semejanza al modelo natural resulta producir en contrapartida la individuación gradual e irreversible del espíritu que lo plasma. Así el artista clásico deja atrás la representación de los mitos y de los dioses hieráticos, para internarse en los meandros de las pasiones humanas. De la interpretación de los textos inferimos que ambos idealismos, platónico y absoluto, presentan fuertes inconsecuencias respecto de la mímesis, y, pese a sus intentos de subestimarla y de dejarla de lado, se ven obligados a revenir sobre ella finalmente como una pieza indispensable para completar sus respectivos sistemas. No es casual que ambos idealismos interpreten las artes dentro de la globalidad de sus respectivas interpretaciones, encorsetando del exterior la actividad artística y pasando por alto lo esencial: el valor único de la obra y las emociones que ella despierta. Aquí nuestra investigación nos conduce inevitablemente hacia la concepción de mímesis de Aristóteles. Ocurre que, a pesar de que en ninguna parte el Estagirita da una definición clara de este concepto, La Poética nos permite abordar los diversos casos de aplicación de la mímesis. Para profundizar la complejidad de lo que él entiende por este término, hemos debido realizar una lectura transversal de sus obras clave, deteniéndonos particularmente en la Ética a Nicómaco. Así descubrimos que, veinte siglos antes que Alexander Baumgarten —considerado el padre de la estética moderna— la mímesis de Aristóteles abre de par en par las puertas a una epistemología del arte a partir de reglas que le son propias y distintas a las de la lógica, donde lo que prima no es la Verdad sino la convicción del que realiza y su concatenación plausible y verosímil de los eventos.
Main Author: | |
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Format: | Artículo biblioteca |
Language: | spa |
Published: |
Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Artes y Ciencias Musicales. Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega
2021
|
Subjects: | ARTE, MIMESIS, MUSICA, FILOSOFIA, HERMENEUTICA, EXEGESIS, |
Online Access: | https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/12372 |
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Summary: | Resumen: “Arte y Mímesis” es el título común de dos artículos que llevan como subtítulos “La
controversia filosófica” y “Tras las huellas de Aristóteles” respectivamente. El presente
artículo realiza un análisis exegético del concepto de mímesis a partir de la
interpretación de textos de Platón, Aristóteles y Hegel. En el caso de Platón, las ambivalencias
de contenido se evidencian al comparar dos de sus diálogos fundamentales:
La República, que corresponde al período de su madurez, y El Timeo, que es parte
de sus últimas obras. En La República, Platón condena de manera radical la mímesis,
categorizándola como perniciosa y superflua para la educación de la juventud. En El
Timeo, por el contrario, la mímesis es el fundamento que permite comprender la tarea
del Demiurgo. Este no es solamente un artesano que transpone las Ideas del Topus
Uranus a la realidad del mundo, sino que en este proceso él debe poner todo de sí
mismo; si no la transformación resultaría incompleta. Pasemos a Hegel: En sus Lecciones
de Estética, el filósofo de Stuttgart desdeña la mímesis de manera radical subestimando
su valor, dado que ella no pertenece, en principio, al proceso de evolución
dialéctica del espíritu. Sin embargo, se ve obligado de rever estas consideraciones
cuando se trata de explicar el pasaje del arte simbólico al clásico, dado que la mímesis
como búsqueda de la semejanza al modelo natural resulta producir en contrapartida
la individuación gradual e irreversible del espíritu que lo plasma. Así el artista clásico
deja atrás la representación de los mitos y de los dioses hieráticos, para internarse en
los meandros de las pasiones humanas. De la interpretación de los textos inferimos
que ambos idealismos, platónico y absoluto, presentan fuertes inconsecuencias respecto
de la mímesis, y, pese a sus intentos de subestimarla y de dejarla de lado, se ven
obligados a revenir sobre ella finalmente como una pieza indispensable para completar
sus respectivos sistemas. No es casual que ambos idealismos interpreten las artes
dentro de la globalidad de sus respectivas interpretaciones, encorsetando del exterior
la actividad artística y pasando por alto lo esencial: el valor único de la obra y las emociones que ella despierta. Aquí nuestra investigación nos conduce inevitablemente
hacia la concepción de mímesis de Aristóteles. Ocurre que, a pesar de que en ninguna
parte el Estagirita da una definición clara de este concepto, La Poética nos permite
abordar los diversos casos de aplicación de la mímesis. Para profundizar la complejidad
de lo que él entiende por este término, hemos debido realizar una lectura transversal
de sus obras clave, deteniéndonos particularmente en la Ética a Nicómaco. Así
descubrimos que, veinte siglos antes que Alexander Baumgarten —considerado el
padre de la estética moderna— la mímesis de Aristóteles abre de par en par las puertas
a una epistemología del arte a partir de reglas que le son propias y distintas a las de
la lógica, donde lo que prima no es la Verdad sino la convicción del que realiza y su
concatenación plausible y verosímil de los eventos. |
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