El mercado del arroz

Situación internacional A partir del año 1997 se inició en Asia un proceso notorio de descenso en los precios internacionales del arroz, coincidente con el fenómeno económico financiero que se ha denominado crisis asiática. En un principio las manifestaciones de esta crisis no se hicieron muy evidentes, pues conjuntamente con ella se presentaron los problemas de la corriente del Niño, entre los que se destaca la sequía que afectó a Indonesia y que fue la causa de que este país tuviera que importar 6 millones de toneladas de arroz, cuando sus previsiones para 1998 eran de sólo 1,5 millones de toneladas. También tuvieron que aumentar significativamente sus importaciones de arroz Filipinas y Bangladesh, en Asia, y Brasil, tradicionalmente el mayor importador de América.La aparición de esta demanda adicional e impensada, superior a los 7 millones de toneladas de arroz elaborado, atenuó la caída de los precios y provocó transitoriamente un aumento del comercio mundial, aunque también generó ciertos desequilibrios, ya que los países afectados en Asia absorbieron prácticamente todos los excedentes de Tailandia y Vietnam.Toda esta situación anormal no logró evitar que los precios del arroz en Asia, y consecuentemente en el resto del mundo (debe recordarse que en Asia se produce el 90% del arroz mundial) descendieran en 1998, descenso que ha continuado en los años posteriores y se mantiene hasta hoy.La etapa señalada se ha caracterizado por una debilidad en la demanda y en el comercio mundial. Algunos países exportadores importantes, entre ellos Tailandia, Vietnam y Pakistán, han respondido a la baja de los precios aumentando moderadamente su producción, como una forma de atenuar la disminución de ingresos.En el trienio analizado se observa que la producción mundial caería en un 3,1%, en tanto que la demanda mundial experimentaría un moderado crecimiento de 1,8%. El comercio en el mundo se muestra débil y caería en un 4% y las existencias finales se reducirían significativamente, en un 10,8%.La relación stock/consumo baja desde 36%, cifra que tenía al principio del trienio, a 31% para el año comercial recién iniciado 2001/2002.A la fecha se puede apreciar que, pese a que se ha registrado un importante descenso en la relación stock/consumo mundial, todavía está muy alta comparada con la existente en otros commodities. En efecto, para el año 2002 la relación stock/consumo del arroz bajaría a 31%; en cambio, la del trigo llegaría a 22% y la del maíz alcanzaría a un 20,2%. Por estas razones los precios del trigo y del maíz presentan pequeñas alzas, en tanto los del arroz han bajado a su nivel mínimo y se mantienen cercanos a él.En el cuadro siguiente se observan los precios promedios anuales del principal centro de exportación de Asia y del mundo: el puerto de Bangkok, en Tailandia.Los dos principales países exportadores en el Asia son Tailandia y Vietnam. En ambos se observan precios deprimidos y muchas dificultades para colocar excedentes. El panorama del mercado es confuso. Se pueden señalar algunas alzas en los precios asiáticos (Vietnam y Pakistán), debidas a inundaciones y sequía, respectivamente. También favorable para la reactivación del mercado podría ser la previsible mayor demanda de los países de América Central, afectados por una prolongada sequía. Sin embargo, como factor negativo puede señalarse que nuevamente se incrementará la presión de oferta norteamericana, debido a una mayor producción de grano largo.De gran importancia para nuestro país es la evolución del mercado del Mercosur y, dentro de él, lo que sucede con la Argentina y Uruguay y su principal mercado: Brasil.En la Argentina, el arroz paddy largo fino al inicio de la cosecha se transaba a US$ 110 por tonelada y permaneció en ese nivel hasta el 29 de junio, cuando experimentó una pequeña alza. En la primera semana de julio el precio subió a US$ 120/ton, y a US$ 125 por tonelada en la segunda semana. Las alzas de precios fueron acompañadas por un bajo volumen de ventas. Al inicio de agosto éstas se activaron, adquiriendo el mercado mayor liquidez, lo que hizo bajar de inmediato los precios. Se da como explicación la necesidad de los productores argentinos de disponer de dinero efectivo para abastecerse de combustibles y otros insumos para las primeras labores de preparación de suelos. Por esta razón la presión de venta principalmente hacia Brasil provocó la baja del arroz paddy desde 125 a 120 dólares/ton, y la misma explicación tendría la baja del precio del arroz largo ancho, que cayó de US$ 160 a US$ 150 por ton.Los otros tipos de arroz que exporta la Argentina son elaborados. Entre julio y agosto sus precios no han variado, tanto en los puntos de exportación hacia Brasil como hacia Chile (US$ 240 en Paso de los Libres y US$ 265 puesto en Santiago). La razón de esto parece ser que estos arroces están en manos de las industrias, que tienen mayor solidez económica que los agricultores, lo que les permite vender en forma más pausada.Por su parte, al inicio de la cosecha el arroz uruguayo elaborado con 10% de granos partidos FOB Chui se situó a un precio de US$ 220. En los primeros días de julio subió a US$ 232,50, pero en menos de una semana volvió a bajar a US$ 220 y a principios de agosto se ubicó a US$ 219/ton.Por otro lado, el arroz integral que exporta Uruguay a Brasil se cotizaba a US$ 183/ton al comenzar la cosecha. A fines de junio subió a US$ 188,50, pero también fue un alza efímera, pues a la semana siguiente bajó a US$180 y en la actualidad está a US$ 179.El nivel de precios puesto en frontera del arroz uruguayo, de características iguales o superiores a las del arroz argentino, hacen difícil que éste pueda mantener su cotización actual, más de US$ 20 más alta.En resumen, se puede decir que en el Mercosur se registran precios bajos e inestables, que toman la tendencia del mercado brasileño, que en estos momentos muestra una débil demanda y precios oscilantes.La situación del mercado interno durante la comercialización de la cosecha 2000/01 estuvo influenciada fuertemente por la situación de precios imperante en Asia. En efecto, las industrias nacionales consideraron que durante el transcurso del año 2000 se vieron afectadas por importaciones de arroz a bajos precios, realizadas principalmente desde el Mercosur por agentes no pertenecientes al sector industrial arrocero. Para bloquearlas o disminuir drásticamente su participación, aumentando la competitividad del producto nacional en el mercado interno, decidieron pagar a los productores un precio similar al costo de importación del arroz más barato que se encontrara en el mundo. El arroz elegido fue el de Vietnam con 15% de granos partidos, cuyo costo de importación alcanzaba un valor equivalente a $ 7.100 por qq de arroz paddy. Fue así como la mayor parte de la comercialización de la cosecha nacional se realizó a $ 7.100 por qq de arroz paddy puesto en Parral, principal centro de producción nacional. Independientemente de las diferencias de calidad existentes, los productores nacionales se vieron obligados a vender su producto a este precio.El Ministerio de Agricultura solicitó la intervención de la Fiscalía Nacional Económica, con el fin de investigar la existencia de un acuerdo entre las diferentes industrias para fijar un precio común. El informe de la Fiscalía aún no se conoce, pues en primera instancia se había considerado solamente la Séptima Región y con posterioridad se le agregaron las regiones VI y VIII, para completar el 100% de la actividad arrocera del país.Avanzada ya la época de comercialización, se puede apreciar que todos los molinos grandes, como Tucapel, San Cristóbal y Zaror, ya realizaron sus compras a los precios señalados. Existen todavía partidas de arroz cuyos propietarios decidieron no venderlas en esas condiciones y que están siendo adquiridas por molinos más pequeños, a precios que fluctúan entre $10.500 y $ 11.000 por quintal paddy, precios que corresponden al costo de importación del producto internado desde la Argentina, país desde el cual se trae como arroz elaborado. Pese a la baja importante que experimentaron los precios al productor, ya que aproximadamente un 70% de la cosecha se pagó a $ 7.100/quintal de arroz paddy, los precios al consumidor no han experimentado cambios, de lo que se deduce que los márgenes superiores existentes en la actual temporada han quedado en las industrias o en los agentes integrantes de la cadena de comercialización.En relación con la evolución experimentada por el consumo nacional de arroz elaborado, el cuadro adjunto permite visualizar las cifras de consumo, tanto de producto nacional como importado:Como puede observarse en el cuadro, existe una gran variabilidad en la proporción del consumo total que representan la producción interna y las importaciones. Ella tiene su origen en la producción interna, que ha presentado fluctuaciones muy grandes, principalmente como consecuencia de fenómenos meteorológicos (por ejemplo, las sequías de 1997 y 1999). Además, hay también variaciones en la superficie sembrada, de cierta importancia, a lo que es posible que haya que agregar alguna diferencia motivada por la significación estadística de las cifras nacionales. Las importaciones actúan como complemento a la producción interna, con lo que se llega a un abastecimiento relativamente estable, alrededor de 130.000 toneladas en promedio. La alta disponibilidad aparente de los últimos dos años puede deberse en parte a deficiencias en la información, especialmente de existencias de arrastre de un año al siguiente o de producción interna. Cabe hacer notar que en los dos últimos años la industria ha insistido en que la producción nacional no ha sido tan grande como señalan las cifras oficiales.Un primer factor que debe ser tomado en cuenta al tratar de anticipar la siembra en la temporada 2001/02 es el hecho de que la cosecha nacional de la temporada 2000/01 se comercializó a niveles de precios que probablemente son los más bajos de la historia del cultivo en el país, lo que debería jugar en contra del interés de los agricultores por sembrar.Por otra parte, las cifras del balance de oferta y demanda realizado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. muestran para el año comercial 2000/01 y también para el próximo año 2001/02 una demanda estimada que supera a la producción mundial, disminuyendo consecuentemente las existencias mundiales. Sin embargo, al establecer en los últimos tres años comerciales la relación existencias finales/consumo anual, se puede apreciar que para el año 1999/2000 esta relación era de 36%, para el año 2000/01 se reduce a 34% y vuelve a bajar, a 31%, en el año 2001/02. Si se compara esta relación con la de otros commodities, como trigo (22%) y maíz (20,2%), resulta evidente que la del arroz todavía se mantiene muy alta, lo que hace explicable que los precios de esos granos hayan experimentado recuperaciones moderadas y que no haya ocurrido lo mismo con el arroz. Como resultado de lo anterior, se estima que los precios internacionales en Asia permanecerán estables o con alzas leves. Por otro lado, el gobierno argentino ha tomado medidas que propenden al mejoramiento de la competitividad del arroz, lo que de alguna manera debería provocar un estímulo al cultivo y un aumento en su producción, que en muchas ocasiones se convierte en una fuerte competencia a la nacional.Sin embargo, todos estos elementos de mercado, aunque son importantes, se enfrentan a la realidad de que la mayor parte de los suelos donde se siembra arroz en Chile no tienen mayores alternativas de cultivo y existe siempre una superficie mínima de arroz determinada más bien por la disponibilidad de agua en los ríos y embalses del sector. Por lo tanto, los agentes del mercado creen que, pese a que el panorama de precios no se presenta atrayente, los agricultores continuarán cultivando unas 20.000 ha, que constituyen gran parte de la superficie sin alternativas de reemplazo del cultivo. Es posible que, considerando las actuales circunstancias, se reduzca en alguna medida la inversión en insumos tecnológicos, lo que podría repercutir en el nivel de productividad.

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Main Author: Ochagavía Iñiguez, Antonio
Format: Artículos biblioteca
Published: 2001-10-10
Subjects:Cereales, Antonio Ochagavía Iñiguez,
Online Access:http://bibliotecadigital.odepa.gob.cl/handle/123456789/2524
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También tuvieron que aumentar significativamente sus importaciones de arroz Filipinas y Bangladesh, en Asia, y Brasil, tradicionalmente el mayor importador de América.La aparición de esta demanda adicional e impensada, superior a los 7 millones de toneladas de arroz elaborado, atenuó la caída de los precios y provocó transitoriamente un aumento del comercio mundial, aunque también generó ciertos desequilibrios, ya que los países afectados en Asia absorbieron prácticamente todos los excedentes de Tailandia y Vietnam.Toda esta situación anormal no logró evitar que los precios del arroz en Asia, y consecuentemente en el resto del mundo (debe recordarse que en Asia se produce el 90% del arroz mundial) descendieran en 1998, descenso que ha continuado en los años posteriores y se mantiene hasta hoy.La etapa señalada se ha caracterizado por una debilidad en la demanda y en el comercio mundial. Algunos países exportadores importantes, entre ellos Tailandia, Vietnam y Pakistán, han respondido a la baja de los precios aumentando moderadamente su producción, como una forma de atenuar la disminución de ingresos.En el trienio analizado se observa que la producción mundial caería en un 3,1%, en tanto que la demanda mundial experimentaría un moderado crecimiento de 1,8%. El comercio en el mundo se muestra débil y caería en un 4% y las existencias finales se reducirían significativamente, en un 10,8%.La relación stock/consumo baja desde 36%, cifra que tenía al principio del trienio, a 31% para el año comercial recién iniciado 2001/2002.A la fecha se puede apreciar que, pese a que se ha registrado un importante descenso en la relación stock/consumo mundial, todavía está muy alta comparada con la existente en otros commodities. En efecto, para el año 2002 la relación stock/consumo del arroz bajaría a 31%; en cambio, la del trigo llegaría a 22% y la del maíz alcanzaría a un 20,2%. Por estas razones los precios del trigo y del maíz presentan pequeñas alzas, en tanto los del arroz han bajado a su nivel mínimo y se mantienen cercanos a él.En el cuadro siguiente se observan los precios promedios anuales del principal centro de exportación de Asia y del mundo: el puerto de Bangkok, en Tailandia.Los dos principales países exportadores en el Asia son Tailandia y Vietnam. En ambos se observan precios deprimidos y muchas dificultades para colocar excedentes. El panorama del mercado es confuso. Se pueden señalar algunas alzas en los precios asiáticos (Vietnam y Pakistán), debidas a inundaciones y sequía, respectivamente. También favorable para la reactivación del mercado podría ser la previsible mayor demanda de los países de América Central, afectados por una prolongada sequía. Sin embargo, como factor negativo puede señalarse que nuevamente se incrementará la presión de oferta norteamericana, debido a una mayor producción de grano largo.De gran importancia para nuestro país es la evolución del mercado del Mercosur y, dentro de él, lo que sucede con la Argentina y Uruguay y su principal mercado: Brasil.En la Argentina, el arroz paddy largo fino al inicio de la cosecha se transaba a US$ 110 por tonelada y permaneció en ese nivel hasta el 29 de junio, cuando experimentó una pequeña alza. En la primera semana de julio el precio subió a US$ 120/ton, y a US$ 125 por tonelada en la segunda semana. Las alzas de precios fueron acompañadas por un bajo volumen de ventas. Al inicio de agosto éstas se activaron, adquiriendo el mercado mayor liquidez, lo que hizo bajar de inmediato los precios. Se da como explicación la necesidad de los productores argentinos de disponer de dinero efectivo para abastecerse de combustibles y otros insumos para las primeras labores de preparación de suelos. Por esta razón la presión de venta principalmente hacia Brasil provocó la baja del arroz paddy desde 125 a 120 dólares/ton, y la misma explicación tendría la baja del precio del arroz largo ancho, que cayó de US$ 160 a US$ 150 por ton.Los otros tipos de arroz que exporta la Argentina son elaborados. Entre julio y agosto sus precios no han variado, tanto en los puntos de exportación hacia Brasil como hacia Chile (US$ 240 en Paso de los Libres y US$ 265 puesto en Santiago). La razón de esto parece ser que estos arroces están en manos de las industrias, que tienen mayor solidez económica que los agricultores, lo que les permite vender en forma más pausada.Por su parte, al inicio de la cosecha el arroz uruguayo elaborado con 10% de granos partidos FOB Chui se situó a un precio de US$ 220. En los primeros días de julio subió a US$ 232,50, pero en menos de una semana volvió a bajar a US$ 220 y a principios de agosto se ubicó a US$ 219/ton.Por otro lado, el arroz integral que exporta Uruguay a Brasil se cotizaba a US$ 183/ton al comenzar la cosecha. A fines de junio subió a US$ 188,50, pero también fue un alza efímera, pues a la semana siguiente bajó a US$180 y en la actualidad está a US$ 179.El nivel de precios puesto en frontera del arroz uruguayo, de características iguales o superiores a las del arroz argentino, hacen difícil que éste pueda mantener su cotización actual, más de US$ 20 más alta.En resumen, se puede decir que en el Mercosur se registran precios bajos e inestables, que toman la tendencia del mercado brasileño, que en estos momentos muestra una débil demanda y precios oscilantes.La situación del mercado interno durante la comercialización de la cosecha 2000/01 estuvo influenciada fuertemente por la situación de precios imperante en Asia. En efecto, las industrias nacionales consideraron que durante el transcurso del año 2000 se vieron afectadas por importaciones de arroz a bajos precios, realizadas principalmente desde el Mercosur por agentes no pertenecientes al sector industrial arrocero. Para bloquearlas o disminuir drásticamente su participación, aumentando la competitividad del producto nacional en el mercado interno, decidieron pagar a los productores un precio similar al costo de importación del arroz más barato que se encontrara en el mundo. El arroz elegido fue el de Vietnam con 15% de granos partidos, cuyo costo de importación alcanzaba un valor equivalente a $ 7.100 por qq de arroz paddy. Fue así como la mayor parte de la comercialización de la cosecha nacional se realizó a $ 7.100 por qq de arroz paddy puesto en Parral, principal centro de producción nacional. Independientemente de las diferencias de calidad existentes, los productores nacionales se vieron obligados a vender su producto a este precio.El Ministerio de Agricultura solicitó la intervención de la Fiscalía Nacional Económica, con el fin de investigar la existencia de un acuerdo entre las diferentes industrias para fijar un precio común. El informe de la Fiscalía aún no se conoce, pues en primera instancia se había considerado solamente la Séptima Región y con posterioridad se le agregaron las regiones VI y VIII, para completar el 100% de la actividad arrocera del país.Avanzada ya la época de comercialización, se puede apreciar que todos los molinos grandes, como Tucapel, San Cristóbal y Zaror, ya realizaron sus compras a los precios señalados. Existen todavía partidas de arroz cuyos propietarios decidieron no venderlas en esas condiciones y que están siendo adquiridas por molinos más pequeños, a precios que fluctúan entre $10.500 y $ 11.000 por quintal paddy, precios que corresponden al costo de importación del producto internado desde la Argentina, país desde el cual se trae como arroz elaborado. Pese a la baja importante que experimentaron los precios al productor, ya que aproximadamente un 70% de la cosecha se pagó a $ 7.100/quintal de arroz paddy, los precios al consumidor no han experimentado cambios, de lo que se deduce que los márgenes superiores existentes en la actual temporada han quedado en las industrias o en los agentes integrantes de la cadena de comercialización.En relación con la evolución experimentada por el consumo nacional de arroz elaborado, el cuadro adjunto permite visualizar las cifras de consumo, tanto de producto nacional como importado:Como puede observarse en el cuadro, existe una gran variabilidad en la proporción del consumo total que representan la producción interna y las importaciones. Ella tiene su origen en la producción interna, que ha presentado fluctuaciones muy grandes, principalmente como consecuencia de fenómenos meteorológicos (por ejemplo, las sequías de 1997 y 1999). Además, hay también variaciones en la superficie sembrada, de cierta importancia, a lo que es posible que haya que agregar alguna diferencia motivada por la significación estadística de las cifras nacionales. Las importaciones actúan como complemento a la producción interna, con lo que se llega a un abastecimiento relativamente estable, alrededor de 130.000 toneladas en promedio. La alta disponibilidad aparente de los últimos dos años puede deberse en parte a deficiencias en la información, especialmente de existencias de arrastre de un año al siguiente o de producción interna. Cabe hacer notar que en los dos últimos años la industria ha insistido en que la producción nacional no ha sido tan grande como señalan las cifras oficiales.Un primer factor que debe ser tomado en cuenta al tratar de anticipar la siembra en la temporada 2001/02 es el hecho de que la cosecha nacional de la temporada 2000/01 se comercializó a niveles de precios que probablemente son los más bajos de la historia del cultivo en el país, lo que debería jugar en contra del interés de los agricultores por sembrar.Por otra parte, las cifras del balance de oferta y demanda realizado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. muestran para el año comercial 2000/01 y también para el próximo año 2001/02 una demanda estimada que supera a la producción mundial, disminuyendo consecuentemente las existencias mundiales. Sin embargo, al establecer en los últimos tres años comerciales la relación existencias finales/consumo anual, se puede apreciar que para el año 1999/2000 esta relación era de 36%, para el año 2000/01 se reduce a 34% y vuelve a bajar, a 31%, en el año 2001/02. Si se compara esta relación con la de otros commodities, como trigo (22%) y maíz (20,2%), resulta evidente que la del arroz todavía se mantiene muy alta, lo que hace explicable que los precios de esos granos hayan experimentado recuperaciones moderadas y que no haya ocurrido lo mismo con el arroz. Como resultado de lo anterior, se estima que los precios internacionales en Asia permanecerán estables o con alzas leves. Por otro lado, el gobierno argentino ha tomado medidas que propenden al mejoramiento de la competitividad del arroz, lo que de alguna manera debería provocar un estímulo al cultivo y un aumento en su producción, que en muchas ocasiones se convierte en una fuerte competencia a la nacional.Sin embargo, todos estos elementos de mercado, aunque son importantes, se enfrentan a la realidad de que la mayor parte de los suelos donde se siembra arroz en Chile no tienen mayores alternativas de cultivo y existe siempre una superficie mínima de arroz determinada más bien por la disponibilidad de agua en los ríos y embalses del sector. Por lo tanto, los agentes del mercado creen que, pese a que el panorama de precios no se presenta atrayente, los agricultores continuarán cultivando unas 20.000 ha, que constituyen gran parte de la superficie sin alternativas de reemplazo del cultivo. 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También tuvieron que aumentar significativamente sus importaciones de arroz Filipinas y Bangladesh, en Asia, y Brasil, tradicionalmente el mayor importador de América.La aparición de esta demanda adicional e impensada, superior a los 7 millones de toneladas de arroz elaborado, atenuó la caída de los precios y provocó transitoriamente un aumento del comercio mundial, aunque también generó ciertos desequilibrios, ya que los países afectados en Asia absorbieron prácticamente todos los excedentes de Tailandia y Vietnam.Toda esta situación anormal no logró evitar que los precios del arroz en Asia, y consecuentemente en el resto del mundo (debe recordarse que en Asia se produce el 90% del arroz mundial) descendieran en 1998, descenso que ha continuado en los años posteriores y se mantiene hasta hoy.La etapa señalada se ha caracterizado por una debilidad en la demanda y en el comercio mundial. Algunos países exportadores importantes, entre ellos Tailandia, Vietnam y Pakistán, han respondido a la baja de los precios aumentando moderadamente su producción, como una forma de atenuar la disminución de ingresos.En el trienio analizado se observa que la producción mundial caería en un 3,1%, en tanto que la demanda mundial experimentaría un moderado crecimiento de 1,8%. El comercio en el mundo se muestra débil y caería en un 4% y las existencias finales se reducirían significativamente, en un 10,8%.La relación stock/consumo baja desde 36%, cifra que tenía al principio del trienio, a 31% para el año comercial recién iniciado 2001/2002.A la fecha se puede apreciar que, pese a que se ha registrado un importante descenso en la relación stock/consumo mundial, todavía está muy alta comparada con la existente en otros commodities. En efecto, para el año 2002 la relación stock/consumo del arroz bajaría a 31%; en cambio, la del trigo llegaría a 22% y la del maíz alcanzaría a un 20,2%. Por estas razones los precios del trigo y del maíz presentan pequeñas alzas, en tanto los del arroz han bajado a su nivel mínimo y se mantienen cercanos a él.En el cuadro siguiente se observan los precios promedios anuales del principal centro de exportación de Asia y del mundo: el puerto de Bangkok, en Tailandia.Los dos principales países exportadores en el Asia son Tailandia y Vietnam. En ambos se observan precios deprimidos y muchas dificultades para colocar excedentes. El panorama del mercado es confuso. Se pueden señalar algunas alzas en los precios asiáticos (Vietnam y Pakistán), debidas a inundaciones y sequía, respectivamente. También favorable para la reactivación del mercado podría ser la previsible mayor demanda de los países de América Central, afectados por una prolongada sequía. Sin embargo, como factor negativo puede señalarse que nuevamente se incrementará la presión de oferta norteamericana, debido a una mayor producción de grano largo.De gran importancia para nuestro país es la evolución del mercado del Mercosur y, dentro de él, lo que sucede con la Argentina y Uruguay y su principal mercado: Brasil.En la Argentina, el arroz paddy largo fino al inicio de la cosecha se transaba a US$ 110 por tonelada y permaneció en ese nivel hasta el 29 de junio, cuando experimentó una pequeña alza. En la primera semana de julio el precio subió a US$ 120/ton, y a US$ 125 por tonelada en la segunda semana. Las alzas de precios fueron acompañadas por un bajo volumen de ventas. Al inicio de agosto éstas se activaron, adquiriendo el mercado mayor liquidez, lo que hizo bajar de inmediato los precios. Se da como explicación la necesidad de los productores argentinos de disponer de dinero efectivo para abastecerse de combustibles y otros insumos para las primeras labores de preparación de suelos. Por esta razón la presión de venta principalmente hacia Brasil provocó la baja del arroz paddy desde 125 a 120 dólares/ton, y la misma explicación tendría la baja del precio del arroz largo ancho, que cayó de US$ 160 a US$ 150 por ton.Los otros tipos de arroz que exporta la Argentina son elaborados. Entre julio y agosto sus precios no han variado, tanto en los puntos de exportación hacia Brasil como hacia Chile (US$ 240 en Paso de los Libres y US$ 265 puesto en Santiago). La razón de esto parece ser que estos arroces están en manos de las industrias, que tienen mayor solidez económica que los agricultores, lo que les permite vender en forma más pausada.Por su parte, al inicio de la cosecha el arroz uruguayo elaborado con 10% de granos partidos FOB Chui se situó a un precio de US$ 220. En los primeros días de julio subió a US$ 232,50, pero en menos de una semana volvió a bajar a US$ 220 y a principios de agosto se ubicó a US$ 219/ton.Por otro lado, el arroz integral que exporta Uruguay a Brasil se cotizaba a US$ 183/ton al comenzar la cosecha. A fines de junio subió a US$ 188,50, pero también fue un alza efímera, pues a la semana siguiente bajó a US$180 y en la actualidad está a US$ 179.El nivel de precios puesto en frontera del arroz uruguayo, de características iguales o superiores a las del arroz argentino, hacen difícil que éste pueda mantener su cotización actual, más de US$ 20 más alta.En resumen, se puede decir que en el Mercosur se registran precios bajos e inestables, que toman la tendencia del mercado brasileño, que en estos momentos muestra una débil demanda y precios oscilantes.La situación del mercado interno durante la comercialización de la cosecha 2000/01 estuvo influenciada fuertemente por la situación de precios imperante en Asia. En efecto, las industrias nacionales consideraron que durante el transcurso del año 2000 se vieron afectadas por importaciones de arroz a bajos precios, realizadas principalmente desde el Mercosur por agentes no pertenecientes al sector industrial arrocero. Para bloquearlas o disminuir drásticamente su participación, aumentando la competitividad del producto nacional en el mercado interno, decidieron pagar a los productores un precio similar al costo de importación del arroz más barato que se encontrara en el mundo. El arroz elegido fue el de Vietnam con 15% de granos partidos, cuyo costo de importación alcanzaba un valor equivalente a $ 7.100 por qq de arroz paddy. Fue así como la mayor parte de la comercialización de la cosecha nacional se realizó a $ 7.100 por qq de arroz paddy puesto en Parral, principal centro de producción nacional. Independientemente de las diferencias de calidad existentes, los productores nacionales se vieron obligados a vender su producto a este precio.El Ministerio de Agricultura solicitó la intervención de la Fiscalía Nacional Económica, con el fin de investigar la existencia de un acuerdo entre las diferentes industrias para fijar un precio común. El informe de la Fiscalía aún no se conoce, pues en primera instancia se había considerado solamente la Séptima Región y con posterioridad se le agregaron las regiones VI y VIII, para completar el 100% de la actividad arrocera del país.Avanzada ya la época de comercialización, se puede apreciar que todos los molinos grandes, como Tucapel, San Cristóbal y Zaror, ya realizaron sus compras a los precios señalados. Existen todavía partidas de arroz cuyos propietarios decidieron no venderlas en esas condiciones y que están siendo adquiridas por molinos más pequeños, a precios que fluctúan entre $10.500 y $ 11.000 por quintal paddy, precios que corresponden al costo de importación del producto internado desde la Argentina, país desde el cual se trae como arroz elaborado. Pese a la baja importante que experimentaron los precios al productor, ya que aproximadamente un 70% de la cosecha se pagó a $ 7.100/quintal de arroz paddy, los precios al consumidor no han experimentado cambios, de lo que se deduce que los márgenes superiores existentes en la actual temporada han quedado en las industrias o en los agentes integrantes de la cadena de comercialización.En relación con la evolución experimentada por el consumo nacional de arroz elaborado, el cuadro adjunto permite visualizar las cifras de consumo, tanto de producto nacional como importado:Como puede observarse en el cuadro, existe una gran variabilidad en la proporción del consumo total que representan la producción interna y las importaciones. Ella tiene su origen en la producción interna, que ha presentado fluctuaciones muy grandes, principalmente como consecuencia de fenómenos meteorológicos (por ejemplo, las sequías de 1997 y 1999). Además, hay también variaciones en la superficie sembrada, de cierta importancia, a lo que es posible que haya que agregar alguna diferencia motivada por la significación estadística de las cifras nacionales. Las importaciones actúan como complemento a la producción interna, con lo que se llega a un abastecimiento relativamente estable, alrededor de 130.000 toneladas en promedio. La alta disponibilidad aparente de los últimos dos años puede deberse en parte a deficiencias en la información, especialmente de existencias de arrastre de un año al siguiente o de producción interna. Cabe hacer notar que en los dos últimos años la industria ha insistido en que la producción nacional no ha sido tan grande como señalan las cifras oficiales.Un primer factor que debe ser tomado en cuenta al tratar de anticipar la siembra en la temporada 2001/02 es el hecho de que la cosecha nacional de la temporada 2000/01 se comercializó a niveles de precios que probablemente son los más bajos de la historia del cultivo en el país, lo que debería jugar en contra del interés de los agricultores por sembrar.Por otra parte, las cifras del balance de oferta y demanda realizado por el Departamento de Agricultura de EE.UU. muestran para el año comercial 2000/01 y también para el próximo año 2001/02 una demanda estimada que supera a la producción mundial, disminuyendo consecuentemente las existencias mundiales. Sin embargo, al establecer en los últimos tres años comerciales la relación existencias finales/consumo anual, se puede apreciar que para el año 1999/2000 esta relación era de 36%, para el año 2000/01 se reduce a 34% y vuelve a bajar, a 31%, en el año 2001/02. Si se compara esta relación con la de otros commodities, como trigo (22%) y maíz (20,2%), resulta evidente que la del arroz todavía se mantiene muy alta, lo que hace explicable que los precios de esos granos hayan experimentado recuperaciones moderadas y que no haya ocurrido lo mismo con el arroz. Como resultado de lo anterior, se estima que los precios internacionales en Asia permanecerán estables o con alzas leves. Por otro lado, el gobierno argentino ha tomado medidas que propenden al mejoramiento de la competitividad del arroz, lo que de alguna manera debería provocar un estímulo al cultivo y un aumento en su producción, que en muchas ocasiones se convierte en una fuerte competencia a la nacional.Sin embargo, todos estos elementos de mercado, aunque son importantes, se enfrentan a la realidad de que la mayor parte de los suelos donde se siembra arroz en Chile no tienen mayores alternativas de cultivo y existe siempre una superficie mínima de arroz determinada más bien por la disponibilidad de agua en los ríos y embalses del sector. Por lo tanto, los agentes del mercado creen que, pese a que el panorama de precios no se presenta atrayente, los agricultores continuarán cultivando unas 20.000 ha, que constituyen gran parte de la superficie sin alternativas de reemplazo del cultivo. Es posible que, considerando las actuales circunstancias, se reduzca en alguna medida la inversión en insumos tecnológicos, lo que podría repercutir en el nivel de productividad. 2019-09-30T16:49:35Z 2019-09-30T16:49:35Z 2001-10-10 Artículos http://bibliotecadigital.odepa.gob.cl/handle/123456789/2524