Filosofía cristiana y apologética en Mons. Audino Rodríguez y Olmos

Resumen: Las dos primeras décadas del siglo XX no son tranquilas. En 1918, la Guerra Mundial llega a su fin y la revolución comunista en Rusia agita los ánimos y encuentra sus imitadores en todo el mundo. En la Argentina se suceden las huelgas que jaquean al gobierno de Irigoyen. En Córdoba gobierna el --doctor Julio C. Borda después de la renuncia del Dr. Eufrasio Loza (1917) y debe entregar el gobierno a Rafael Núñez (1919), conservador, mientras las huelgas, especialmente de los trabajadores ferroviarios, alcanzan verdadera gravedad. Mientras tanto, la erróneamente llamada "reforma" "universitaria" desquicia la Universidad sacando las consecuencias de vicios anteriores e introduciendo en la antigua Casa la agitación política marxista. Sin embargo, en el plano cultural Córdoba ofrece un conjunto de pensadores nada desdeñable. A propósito de estos años, se ha dicho, con notable injusticia, que el movimiento cultural que condujo a la restauración de la Facultad de Filosofía, se llevó a cabo desde fuera de la Universidad y del Seminario de Loreto; se ha dicho que fue obra de "civiles que cultivaron las ciencias cuando Córdoba universitaria era un páramo espiritual". Nada más erróneo y reñido con la realidad histórica. El renacimiento vino, precisamente, desde dentro de los principales centros de cultura,: Nemesio González era profesor de la Universidad; Pablo Julio Rodríguez lo era de la Universidad y del Seminario; Saúl Taborda, Raúl Orgaz, Enrique Martínez Paz, el Ing. Manuel Río, Luis Guillermo Martínez Villada, todos fueron profesores de la Universidad y hasta fray José María Liquen°, que no lo fue, unió tanto su vida de investigador a la Casa de Trejo, que se lo consideraba como parte suya. Precisamente en la tradición de Duarte y Quirós y, próximamente, de David Luque, Jacinto Ríos, Fernando Falorni, Bazán y Bustos, todos miembros ilustres del Seminario de Loreto, debemos colocar el pensamiento lúcido y combativo de Audino Rodríguez y Olmos que hace su aparición con ocasión de las revueltas del año 1918 y, sobre todo, como representante de la filosofía cristiana y crítico tenaz del positivismo. Paréceme que el "páramo espiritual" de que se habló alguna vez bajo la presión de oscuras pasiones... tenía muchos árboles.

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Bibliographic Details
Main Author: Caturelli, Alberto
Format: Artículo biblioteca
Language:spa
Published: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 1990
Subjects:FILOSOFIA CRISTIANA, Rodríguez y Olmos, Audino, PENSAMIENTO CATOLICO, INFINITO, DIOS,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/13443
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Summary:Resumen: Las dos primeras décadas del siglo XX no son tranquilas. En 1918, la Guerra Mundial llega a su fin y la revolución comunista en Rusia agita los ánimos y encuentra sus imitadores en todo el mundo. En la Argentina se suceden las huelgas que jaquean al gobierno de Irigoyen. En Córdoba gobierna el --doctor Julio C. Borda después de la renuncia del Dr. Eufrasio Loza (1917) y debe entregar el gobierno a Rafael Núñez (1919), conservador, mientras las huelgas, especialmente de los trabajadores ferroviarios, alcanzan verdadera gravedad. Mientras tanto, la erróneamente llamada "reforma" "universitaria" desquicia la Universidad sacando las consecuencias de vicios anteriores e introduciendo en la antigua Casa la agitación política marxista. Sin embargo, en el plano cultural Córdoba ofrece un conjunto de pensadores nada desdeñable. A propósito de estos años, se ha dicho, con notable injusticia, que el movimiento cultural que condujo a la restauración de la Facultad de Filosofía, se llevó a cabo desde fuera de la Universidad y del Seminario de Loreto; se ha dicho que fue obra de "civiles que cultivaron las ciencias cuando Córdoba universitaria era un páramo espiritual". Nada más erróneo y reñido con la realidad histórica. El renacimiento vino, precisamente, desde dentro de los principales centros de cultura,: Nemesio González era profesor de la Universidad; Pablo Julio Rodríguez lo era de la Universidad y del Seminario; Saúl Taborda, Raúl Orgaz, Enrique Martínez Paz, el Ing. Manuel Río, Luis Guillermo Martínez Villada, todos fueron profesores de la Universidad y hasta fray José María Liquen°, que no lo fue, unió tanto su vida de investigador a la Casa de Trejo, que se lo consideraba como parte suya. Precisamente en la tradición de Duarte y Quirós y, próximamente, de David Luque, Jacinto Ríos, Fernando Falorni, Bazán y Bustos, todos miembros ilustres del Seminario de Loreto, debemos colocar el pensamiento lúcido y combativo de Audino Rodríguez y Olmos que hace su aparición con ocasión de las revueltas del año 1918 y, sobre todo, como representante de la filosofía cristiana y crítico tenaz del positivismo. Paréceme que el "páramo espiritual" de que se habló alguna vez bajo la presión de oscuras pasiones... tenía muchos árboles.