Stanislaus Ladusans S. J. (1912-1993)
Resumen: A los ochenta años, sorpresivamente, falleció en Río de Janeiro el R. P Dr. Stanislavs Ladusans S. J. Más de veinte años de amistad intelectual y personal, de colaboración extensa e intensa en multitud de empresas comunes, todas ellas signadas por el mismo propósito: la evangelización de la cultura. Guardaremos siempre en la memoria su imagen de niño grande, su tenacidad y constancia arrolladoras, para las que no existían obstáculos insuperables, su inteligencia certera y su limpieza interior. Pero, por sobre todas las cosas recordaremos siempre su absoluta vocación sacerdotal, su fidelidad a la Iglesia y al Papa y su total entrega a María Mediadora. Más allá de su bonomía, sus amigos advinábamos el sello de algún antiguo dolor escondido, purificado por el ascetismo y por la vida espiritual. Quizá era debido a su temprana separación de sus padres y de su patria. Los dejó para ingresar al noviciado de la Compañía de Jesús en Cracovia en 1933, cuando apenas tenía 21 años. Sólo regresaría a su Letonia natal pocos menos de sesenta años más tarde al caer el comunismo. A sus padres, que él consideraba mártires de la Iglesia, ya no los vería más en esta vida.
Main Author: | |
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Format: | Artículo biblioteca |
Language: | spa |
Published: |
Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras
1994
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Subjects: | MEMORIAS, OBITUARIOS, FILOSOFIA, |
Online Access: | https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/13041 |
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Summary: | Resumen: A los ochenta años, sorpresivamente, falleció en Río de Janeiro el R. P Dr. Stanislavs
Ladusans S. J. Más de veinte años de amistad intelectual y personal, de colaboración extensa
e intensa en multitud de empresas comunes, todas ellas signadas por el mismo propósito:
la evangelización de la cultura. Guardaremos siempre en la memoria su imagen de niño grande,
su tenacidad y constancia arrolladoras, para las que no existían obstáculos insuperables,
su inteligencia certera y su limpieza interior. Pero, por sobre todas las cosas recordaremos
siempre su absoluta vocación sacerdotal, su fidelidad a la Iglesia y al Papa y su total entrega
a María Mediadora. Más allá de su bonomía, sus amigos advinábamos el sello de algún antiguo
dolor escondido, purificado por el ascetismo y por la vida espiritual. Quizá era debido
a su temprana separación de sus padres y de su patria. Los dejó para ingresar al noviciado
de la Compañía de Jesús en Cracovia en 1933, cuando apenas tenía 21 años. Sólo regresaría
a su Letonia natal pocos menos de sesenta años más tarde al caer el comunismo. A sus padres,
que él consideraba mártires de la Iglesia, ya no los vería más en esta vida. |
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