Inmunidad bucal en la primera infancia

La aparición precoz de enfermedades bucales infecciosas y transmisibles en niños, como caries dentales y enfermedad periodontal, resulta de un desequilibrio entre los mecanismos defensivos del huésped y la virulencia de microorganismos presentes en el medio bucal, a favor de estos últimos. La erupción dentaria que comienza desde el primer año de vida brinda nuevos hábitat a las bacterias en el medio bucal como la superficie del esmalte dental y el surco gingival en el paradencio de inserción dentaria, propicios para el desarrollo de especies bacterianas cariogénicas y/o paradenciopáticas. Este desarrollo es favorecido por condiciones adversas como dieta rica en azúcares fermentables, higiene bucal deficitaria, malposiciones dentarias, escasa secreción salival, hábitos prolongados nocivos como succión no nutritiva, respiración bucal, masticación mínima por ingesta de alimentos que casi no requieren procesamiento para ser deglutidos. Es prioritario controlar los circuitos de infectividad bucal, especialmente durante la primera infancia, cuando el sistema inmune del niño aún está inmaduro y comienza a tomar contacto con antígenos. La madre por el estrecho vínculo físico con su hijo resulta el principal transmisor de gérmenes, sumado a la fase de reconocimiento oral del niño de su propio cuerpo y el entorno. Pese a ello el niño cuenta desde el nacimiento con mecanismos de defensa innatos y otros adquiridos pasivamente en la gestación y a través de la lactancia materna, que dificultan el desarrollo de enfermedades infecciosas bucales y sistémicas

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Bibliographic Details
Main Authors: Rotemberg Wilf,Enrique, Smaisik Frydman,Karinna
Format: Digital revista
Language:Spanish / Castilian
Published: Facultad de Odontología - Universidad de la República 2010
Online Access:http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-93392010000100002
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Summary:La aparición precoz de enfermedades bucales infecciosas y transmisibles en niños, como caries dentales y enfermedad periodontal, resulta de un desequilibrio entre los mecanismos defensivos del huésped y la virulencia de microorganismos presentes en el medio bucal, a favor de estos últimos. La erupción dentaria que comienza desde el primer año de vida brinda nuevos hábitat a las bacterias en el medio bucal como la superficie del esmalte dental y el surco gingival en el paradencio de inserción dentaria, propicios para el desarrollo de especies bacterianas cariogénicas y/o paradenciopáticas. Este desarrollo es favorecido por condiciones adversas como dieta rica en azúcares fermentables, higiene bucal deficitaria, malposiciones dentarias, escasa secreción salival, hábitos prolongados nocivos como succión no nutritiva, respiración bucal, masticación mínima por ingesta de alimentos que casi no requieren procesamiento para ser deglutidos. Es prioritario controlar los circuitos de infectividad bucal, especialmente durante la primera infancia, cuando el sistema inmune del niño aún está inmaduro y comienza a tomar contacto con antígenos. La madre por el estrecho vínculo físico con su hijo resulta el principal transmisor de gérmenes, sumado a la fase de reconocimiento oral del niño de su propio cuerpo y el entorno. Pese a ello el niño cuenta desde el nacimiento con mecanismos de defensa innatos y otros adquiridos pasivamente en la gestación y a través de la lactancia materna, que dificultan el desarrollo de enfermedades infecciosas bucales y sistémicas