Que (nos) sucede (aquí-ahora)

Escrito en contexto de pandemia por Covid-19, en este texto propongo un intento de pensar cómo ciertas prácticas artísticas son afectadas por su migración hacia la virtualidad, y los modos de adecuarlas a esta situación. Lo virtual se vuelve (más) real, sin dejar su intangibilidad, aunque acarrea inconvenientes por perdernos mucho de lo representado. Diferencio aquí entre las artes visuales y las corporales, específicamente la performance. En este caso, las técnicas de representación sólo posibilitan un espacio plano, bidimensional y, por más que mantengan la dimensión temporal, sólo pueden operar con limitaciones de campo, además de no poder abarcar otros sentidos. Si bien la pandemia posibilita esta migración a la virtualidad y la ubicuidad geofísica ya no es limitante, no permiten la interacción del convivio. Por otro lado, reflexiono sobre las particularidades planteadas en torno a dos experiencias personales: 1) Moebius Performance, un proyecto artístico; y 2) Habeas Corpus Performance, un proyecto de gestión; ambos realizados junto a Patricia Valdez. En el primer caso, la virtualidad posibilitó experiencias complementarias al trayecto previo. Para el segundo caso, lo virtual fue un impedimento, dadas las limitaciones respecto del amplio abanico de poéticas que abarca el arte de performance. En ese sentido, surgen nuevas instancias de pensamiento y acción respecto del futuro de las prácticas en este lenguaje artístico que denominamos “posperformance”, término propuesto por Gustavo Blázquez.

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Bibliographic Details
Main Author: Rizzi, Esteban
Format: publishedVersion biblioteca
Language:spa
Published: 2020-12-21
Subjects:Covid 19, SARS-CoV-2, Pandemia, Posperformance, Artes, Virtualidad, Corporalidad, Representación,
Online Access:http://hdl.handle.net/11086/19171
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/etcetera/article/view/31626/32376
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Description
Summary:Escrito en contexto de pandemia por Covid-19, en este texto propongo un intento de pensar cómo ciertas prácticas artísticas son afectadas por su migración hacia la virtualidad, y los modos de adecuarlas a esta situación. Lo virtual se vuelve (más) real, sin dejar su intangibilidad, aunque acarrea inconvenientes por perdernos mucho de lo representado. Diferencio aquí entre las artes visuales y las corporales, específicamente la performance. En este caso, las técnicas de representación sólo posibilitan un espacio plano, bidimensional y, por más que mantengan la dimensión temporal, sólo pueden operar con limitaciones de campo, además de no poder abarcar otros sentidos. Si bien la pandemia posibilita esta migración a la virtualidad y la ubicuidad geofísica ya no es limitante, no permiten la interacción del convivio. Por otro lado, reflexiono sobre las particularidades planteadas en torno a dos experiencias personales: 1) Moebius Performance, un proyecto artístico; y 2) Habeas Corpus Performance, un proyecto de gestión; ambos realizados junto a Patricia Valdez. En el primer caso, la virtualidad posibilitó experiencias complementarias al trayecto previo. Para el segundo caso, lo virtual fue un impedimento, dadas las limitaciones respecto del amplio abanico de poéticas que abarca el arte de performance. En ese sentido, surgen nuevas instancias de pensamiento y acción respecto del futuro de las prácticas en este lenguaje artístico que denominamos “posperformance”, término propuesto por Gustavo Blázquez.