Católicos y vida pública en América Latina

Resumen: La Iglesia no puede jamás ser ajena a las vicisitudes de la vida pública de pueblos y naciones. Esto es propio de la lógica de la encarnación. Cristo, en efecto, vino para salvar al hombre real y concreto, que vive en la historia y en la comunidad, y, por lo tanto, el cristianismo y la Iglesia, desde el comienzo, han tenido una dimensión y una vigencia también públicas.1 La Iglesia es pueblo universal de Dios –una “etnia sui generis”, la definió elocuentemente el papa Pablo VI– que vive en el seno de todos los pueblos, dentro de los más diversos estados pero trascendiéndolos, asumiendo críticamente las diferentes culturas sin confundirse con ninguna de ellas. Desde sus orígenes, la Carta a Diogneto así presentaba a los cristianos: ni por región ni por su lengua ni por sus costumbres se distinguen de los demás hombres. [...] De hecho, no viven en ciudades propias, ni tienen una jerga que los diferencie, ni un tipo de vida especial [...] participan de todo como ciudadanos y en todo se destacan como extranjeros. Cada país extranjero es su país, y cada patria es para ellos extranjera [...]. Obedecen las leyes establecidas, y con su vida van más allá de las leyes [...]. Para decirlo brevemente, como el alma en el cuerpo así están los cristianos en el mundo.

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Bibliographic Details
Main Author: Carriquiry Lecour, Guzmán M.
Format: Artículo biblioteca
Language:spa
Published: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Derecho 2007
Subjects:CATOLICISMO, VIDA PUBLICA, IGLESIA, VIDA RELIGIOSA, CIUDADANIA,
Online Access:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/16899
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